Gingle Bells a Maduro, por Douglas Zabala

Ver a la fosforito como si estuviese dirigiéndose a sus reos, ordenando quemar las visas  y  leerle a Diosdado su carta lastimera  publicada  en el New York Time, donde se lamenta porque Obama los rechaza,  no tiene precio;  pero que Nico en sus volteretas a las que nos tiene acostumbrado, haya salido a calificar de valiente a su archí enemigo y jefe del imperio, más que asombro, nos refuerza  la convicción de que la equivocación de Chávez,  en  elegir a Maduro, fue  firme, plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta y total.

 

Gingle bells a MaduroHay dos cosas que se deben evitar en la vida, una es hacer el ridículo y la otra es verte envuelto en un caso de deslealtad,  sobre todo si estas situaciones van  condimentadas del ingrediente  político. Traigo a colación esta vieja reflexión,   porque  lo sucedido entre el Vaticano, Washington  y la Habana,  más que bochorno  pudo haberle dejado,  a quien mientras todos tejían su filigrana, se desgañitaba sin eco alguno con su antiimperialismo de papel, una terrible sensación de ver a su padre putativo gritándole desde el cuartel de la montaña: ¡A muchacho pá bobo!

 

Cuantos  izquierdistas ahora maduristas y  enchufados  no recibieron  gas del bueno por andar gritando:  ¡Cuba si, Yankee no¡  para que justo en el momento cuando la solidaridad  internacional  y las sucesivas derrotas en foros mundiales, terminara en los acuerdos Barak  – Raúl, sin que  su aliado fundamental sospechara  de esas conversaciones,  dejándolo como la guayabera, quizás por temor a que como de costumbre, no fuese  a meter las cuatro patas en todo el proceso de reconciliación,  de una confrontación que llevaba más de 50 años y urgía de ser superada.

 

Con la misma agudeza utilizada para ponerle punto final a un conflicto hijo del siglo XX  y la guerra fría, el gobierno de los EE.UU  le da otra vuelta a la tuerca de las relaciones con el de Venezuela.   Acusado y rayado como está por su errática política de derechos humanos, Obama termina por colocarle el ejecútese a la ley que sanciona a un grupo de funcionarios venezolanos,  por incurrir precisamente en ese tipos de delitos, con la triste y fría reacción del gobierno cubano,  donde ni por equivocación asoman un gesto de solidaridad de quien tanto la ha recibido.

 

Verdugo no pide clemencia, de manera que ahora no pueden venir a explicar y justificar la saña represiva, con la que actuaron los grupos armados del gobierno y los propios órganos represivos de estado, para contener la protesta desarrollada por sectores radicalizados de la oposición y que terminaron en el saldo por todos conocidos, con el agravante que en esos mismos enfrentamientos, fueron agredidos de forma salvaje zonas residenciales, amas de casas, estudiantes, trabajadores, y no precisamente por quienes estaban frente a la protesta y la rebelión.

 

Nadie comparte la injerencia extranjera en los asuntos internos de su país.  Nunca lo aceptaron los cubanos y tampoco los venezolanos pueden aceptarlo; pero a decir verdad, lo de las sanciones que permitirán al gobierno estadounidense, bloquear activos y bienes de los funcionarios venezolanos que se vean implicados en violación de derechos humanos, además de deportación de los Estados Unidos y revocación de visas, son apenas un Gingle Bells a Maduro,  ante  la sanción impuesta por la ONU, el Parlamento Europeo,  y por no dejar la Internacional Socialista.

 

DC/ Abog. Douglas Zabala/ @douglazabala

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