Los Navegantes adquirieron este martes a Gustavo Molina, quien originalmente saltó al beisbol profesional con los turcos, y para hacerse de sus servicios entregaron al joven lanzador Alejandro Chacín, un derecho con buenos números en las granjas de los Rojos de Cincinnati hasta ahora.
Molina pasa de inmediato a competir por la titularidad en la receptoría del Magallanes, una posición en la que los bucaneros han tenido problemas esta temporada.
La tropa de Carlos García ha sufrido la lesión de Tomás Telis, que le sacó de acción definitivamente este año, y la ausencia de Robinson Chirinos, quien en principio había anunciado su intención de jugar en la 2014-2015.
Ramón Hernández ha tenido problemas en las rodillas y aún no se sabe si podrá actuar detrás del plato. Carlos Maldonado ha entrado y salido del roster semanal, debido a problemas físicos.
Los Navegantes contrataron al agente libre Juan Apodaca, dejado en libertad por las Águilas, buscando compensar tantas ausencias. Ahora Molina le disputará la titularidad, mientras Hernández prueba su estado físico.
Chacín no ha tenido mucha acción con los filibusteros, pero es una promesa.
El derecho viene de actuar en la sucursal clase A media de los Rojos, donde dejó 2.34 de efectividad en 48 apariciones, todas como relevista, con 20 salvados.
Nunca ha sido usado como pitcher abridor en las menores.
Chacín debe ser parte del bullpen aragüeño muy pronto. Tiene 21 años de edad, pero consiguió una relación de 84 ponches en 65.1 innings con el Dayton.
Los felinos han estado a la búsqueda de lanzadores en el extranjero e incluso en rumoradas posibilidades de canje con otras divisas en la LVBP, hasta ahora no concretados.
Molina llegó a Aragua como agente libre, procedente de los Caribes, antes del inicio de la zafra. Pero la incorporación de los grandeligas Josmil Pinto y Wilson Ramos, más la presencia de Wilson Contreras, hizo que se convirtiera en un jugador prescindible.
Es un reencuentro para el Magallanes, pues el ex bigleaguer de los Yanquis saltó al profesional con los cabrialenses, antes de pasar a la tribu.
El Nacional | DC