Conversamos con María Corina Machado, dirigente de la organización Vente, y recientemente imputada por el Ministerio Público con la acusación de conspiración. Buscamos obtener sus puntos de vista sobre la situación actual del país y del futuro previsible. Esto fue lo que nos dijo.
L.P: Se ha referido en muchas oportunidades a una transición democrática que ha descrito como irreversible; más recientemente ha dicho que ya comenzó. ?Pero el país parece que avanza es al precipicio…
MCM: Todos los Venezolanos sabemos que la transición ya empezó. El pueblo lo sabe. La gente lo dice. Esto se acabó, este régimen está en su fase terminal y precisamente, el colapso del régimen es la primera fase de la transición. La transición es ya indetenible por varias razones.?
En primer lugar, porque el proceso de destrucción del país en manos de este régimen ya no tiene vuelta atrás. Su respuesta a la crisis ha sido profundizar las políticas que engendraron este desastre. Además, la destrucción moral a lo profundo del régimen ha hecho metástasis y lo que vemos es el saqueo de lo que queda en el país.
En segundo lugar, Maduro ha perdido toda credibilidad, dentro y fuera de Venezuela. En el sector opositor por supuesto, pero también dentro del chavismo. Es un fracaso total: no tiene ni capacidad, ni autoridad para tomar decisiones.
Sea lo que fuera el respaldo que heredó, lo ha esfumado con la misma rapidez con la que acabó con las reservas y la producción petrolera. Maduro es el caos, y también es el pasado.
En tercer lugar porque el país se ha levantado. La demostración es el Congreso Ciudadano. Cada semana se realizan decenas de asambleas por todo el país y en todas ellas el clamor del pueblo es rotundo, pidiendo un cambio; no de gobierno, ni de modelo; exigiendo un cambio de régimen.
Lo mismo pasa con las protestas, que aunque censuradas en los medios de comunicación, siguen ocurriendo a diario. Muchos creían que por ser diciembre los venezolanos bajarían la guardia en la exigencia de sus derechos ciudadanos. Pero nada más lejos de la realidad. Allí están los cañicultores y los trabajadores del central azucarero de Cariaco, que tomaron la calle reclamando el pago por su trabajo; o la gente en Valera, que todos los días sale a exigir un servicio eléctrico digno, porque sabe que el presupuesto asignado a ese sector se lo robaron todo. Que vayan y le digan que aquí no hay protesta a los jubilados de Corpoelec en Puerto Ordaz, que exigen de una vez por todas el pago de sus pensiones.
La sociedad venezolana está indignada y dice: basta ya! Desde luego, todos consientes del talante represivo del régimen y de lo que está dispuesto a hacer.
En lo personal, lo viví el día que atendí la citación de la Fiscalía. Me vi rodeada de empleados públicos que se habían escabullido de sus oficinas para expresar su respaldo y se sacaban de las chaquetas sus carnets laborales. Igual que los empleados públicos que se negaron a ir a votar a las elecciones del PSUV, donde no acudió ni el 4% de los inscritos. Hay un país rebelándose. Y organizándose, desafiando la amenaza gubernamental, participando en asambleas, comprometiéndose con una plataforma ciudadana sin precedentes para enfrentar y derrotar a este régimen.
L.P: Si ya estamos viviendo la primera fase de la transición, que es el colapso, qué viene después?
MCM: La renuncia de Maduro. Una renuncia que hasta el oficialismo se la está pidiendo. La historia demuestra, la universal y la venezolana, que cuando el pueblo firmemente exige y se planta frente a un régimen, en el ejercicio pleno de su soberanía popular, es invencible. Hoy la gente clama por esa salida constitucional, absolutamente democrática.
Hay también actores políticos nuevos, que han emergido en estos 15 años de lucha, y que serán protagonistas de la transformación de Venezuela. Son los jóvenes, la mujer, la Iglesia, las organizaciones civiles, que no tienen miedo y que no van a retroceder. Esas son las fuerzas que se le han enfrentado a un régimen al que no le quedará más remedio que entender que debe ponerse a un lado y permitir que la transición continúe.
La renuncia de Maduro permitirá avanzar, en el marco de la Constitución, a un proceso de reformas de orden político, porque la transición es una instancia eminentemente política y no administrativa. Un proceso de enorme entendimiento y acuerdo entre todos los ciudadanos que permita restituir en Venezuela aspectos fundamentales como: el respeto al Estado de derecho, la autonomía de los poderes públicos, la soberanía popular, el respeto a los Derechos Humanos y la libertad de todos los presos políticos, el regreso de los exiliados y la libertad de expresión. Estas son las grandes decisiones y acciones políticas que deben tener lugar en un proceso de transición, que insisto, es fundamentalmente político.
L.P: Pero usted misma ha descrito a Venezuela como un país que colapsó. En medio de una crisis tan profunda, cómo hacer para evitar que ese proceso se revierta? Cómo llevar adelante esa tarea política? Y los colectivos y los grupos armados? Porque planteado así, puede sonar como una visión utópica del futuro…
MCM: Tu planteamiento toca una de las áreas más críticas en estos momentos. Por eso la clave, la esencia del proceso de transición, será la confianza. Generar confianza en todos los venezolanos de que avanzamos en un proceso hacia la democracia, en paz, el cual incluye y necesita de todos. Confianza en la vocación democrática y de servicio, a toda prueba, de quienes lideran esa transición; que permita no sólo incorporar los mejores talentos y capacidades (los que han surgido y los que se han ido), sino también propiciar las enormes inversiones de capital nacional e internacional que se requieren para reconstruir al país.
Durante ese proceso de transición habrá que atender con firmeza áreas cruciales como:
– La seguridad ciudadana de un país que se lo traga la violencia. Para ello se requiere a las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad actuando institucionalmente.
– La garantía de abastecimiento en áreas críticas: alimentación y salud, y de repuestos para el parque vehicular.
– La estabilización de la economía y la preservación del ingreso familiar.
– La atención de servicios públicos fundamentales, que están cada día en situación más crítica.
– La estabilidad operativa de PDVSA a efectos de lograr que, en momentos tan críticos y de deterioro de los precios, sus operaciones puedan ser racionalizadas para los profundos cambios que hacia dentro de esta industria tendrán que ocurrir.
– El reposicionamiento de Venezuela en el ámbito internacional como una nación con un gobierno responsable, confiable, democrático, que se hace respetar; y que es capaz de lograr la cooperación internacional, al igual que han hecho otras naciones en situación similar a lo largo de la historia.
L.P: No cree que a muchos venezolanos que viven sumergidos en el caos y que sueñan con irse del país, les costará mucho trabajo creer que esa transición esté tan cerca, o que siquiera es posible en el corto-mediano plazo?
MCM: Si, al constatar la devastación en la que vivimos, muchos pensarán que esto que planteo es un milagro. Si, yo creo en el milagro venezolano. Muy pronto lo vamos a vivir. Un milagro venezolano hecho sobre la base del trabajo, del talento, del coraje, de la audacia y del profundo amor que sentimos los venezolanos por nuestro país. Un milagro porque la magnitud de la energía creadora acumulada en este país es inmensa; por donde tu vayas, desde el campesino hasta el científico, pasando por el obrero hasta el profesor. Esta fuerza por cambiar para mejor, de hacer las cosas bien, distintas y hacerlas en Venezuela, es la que hará el milagro realidad.
Entonces si. Es hora de prepararnos para el milagro. Lograremos que las gandolas haciendo cola enfrente de los puertos, no estén vacías, esperando importaciones; estarán repletas de productos venezolanos para ser exportados al mundo entero. Que a las puertas de Maiquetía y en todos nuestros aeropuertos las colas sean de gente regresando, porque aquí habrá oportunidad, seguridad y presente y futuro para todos. Y habrá mucho que hacer y nos vamos a necesitar todos, sin sectarismo, sin exclusión, sin discriminación, sin retaliación, pero con justicia.
DC | vía LP
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