Al menos 23 yihadistas del Estado islámico (EI) y siete policías murieron en las últimas horas en dos ataques de los radicales y en enfrentamientos al norte y oeste de Bagdad, informaron fuentes de seguridad.
Un portavoz del Comando de Operaciones de Seguridad de la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, informó hoy de que las tropas iraquíes, con el respaldo de tribus locales, repelieron un ataque de los extremistas al centro de Ramadi, capital de la región.
El área blanco del ataque alberga las sedes de la gobernación, el Consejo local y el cuartel del Comando de Operaciones.
La ofensiva del EI, que comenzó en la medianoche de ayer y se prolongó hasta la mañana de hoy, derivó en cruentos combates en los que perecieron 23 yihadistas y tres fueron capturados.
Los atacantes actuaron desde cuatro puntos y usaron todo tipo de armas, según el portavoz, que no precisó si hubo víctimas en las filas gubernamentales.
Por otro lado, una fuente de seguridad de la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad, dijo que siete policías murieron y once resultaron heridos en un amplio ataque de los yihadistas anoche en la zona de Al Motasem.
La ofensiva comenzó con un ataque suicida con un camión bomba a un puesto de control en el acceso de la localidad, donde los extremistas se hicieron con el control temporal de la comisaría local y de edificios gubernamentales.
Las fuerzas de seguridad, con la ayuda de grandes refuerzos llegados antes del mediodía de hoy, lograron recuperar totalmente Al Motasem.
El pasado 10 de junio, el EI ocupó la ciudad septentrional de Mosul, la segunda en importancia de Irak, y se extendió rápidamente por amplias zonas de otras provincias del norte del país, lo que forzó a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares.
Poco después, proclamó un califato en los territorios bajo su control en Irak y en la vecina Siria, donde impuso una interpretación radical de la ley islámica («sharía»).
EFE | DC