El Hijo de Dios se transformó en hijo de los hombres para que los hijos de los hombres se transformaran en hijos de Dios.
A muchos niños les gusta jugar con los «transformers» (transmutados, transformadores, algo que se transfigura), muñecos acoplados que al girar sus articulaciones se convierten en armas, vehículos y bestias. Análogamente, por siglos los hombres han soñado con transformarse en dioses, pero 2.000 años atrás ¡fue Dios quien se transformó en hombre!
En Navidad celebramos que el Hijo de Dios menguó y se volvió hijo de los hombres para que los hijos de los hombres nos transformáramos en hijos de Dios. Por ello la Navidad es sinónimo de transformación, de cambio.
¿Qué cambió Jesús para que puedas convertirte en hijo de Dios?
Cambió el cielo por la tierra
Jesús dijo: Yo soy el pan viviente que bajó del cielo. Si alguno come este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi cuerpo y lo entregaré para que la gente pueda tener vida. (1) ¿Tienes hambre de Dios? ¿Te has alimentado del pan vivo que descendió del cielo?…Si el pan viviente cambió el cielo por la tierra fue para que, al degustarlo, tú vivas para siempre.
Cambió la alabanza de los ángeles por el insulto de los hombres y el dolor
… al presentar Dios a su Hijo mayor al mundo dice: «Que todos los ángeles de Dios lo adoren». (2) Esta fue la orden celestial respecto de Jesús, sin embargo observe lo que los hombres hicimos con Él: La gente lo despreció y hasta sus amigos lo abandonaron; era un hombre lleno de dolores y conocedor del sufrimiento. Y como alguien a quien otros evitan, lo despreciamos y no pensamos que fuera alguien importante. (3) ¿Te afliges cuando te desprecian o insultan? ¿O cuando experimentas dolor y sufrimiento?
Amy Carmichael fue una irlandesa misionera en el sur de India que vivió entre 1867 y 1951. Considerada la Madre Teresa de la época, su mamá le enseñó que Dios siempre contesta las oraciones, así que cuando Amy tenía sólo tres años, una noche le pidió a Dios que cambiara el color de sus ojos de café a azul. Segura de que Él escucharía su oración, al despertarse la mañana siguiente corrió hacia el espejo para admirar sus ojos azules, pero para su desilusión, sus ojos seguían cafés. Se desanimó temporalmente de Dios.
Muchos años después, se dedicó a rescatar a niñas que vivían como esclavas y prostitutas en los templos hindúes de la India. Pero a los extranjeros se les prohibía entrar allí, así que antes de intentar ingresar para comprarles algunas chicas a los sacerdotes, Amy se vestía con el sari indio tradicional y pintaba su piel con café para hacerse pasar como una mujer de la India. Un día, mirándose al espejo mientras se pintaba la cara con café espeso, recordó su oración infantil acerca de los ojos azules. Y allí se dio cuenta que si Dios hubiera contestado aquella oración nunca hubiera podido entrar a los templos a rescatar a las muchachas que tanto amaba. Allí supo que Dios la necesitaba con ojos cafés para cumplir la misión que ahora significaba mucho más para ella que el color de sus ojos. Dios siempre tiene un mejor plan para ti. Amy padeció bastante en sus 56 años de labor misionera pero Dios usó su experiencia en el horno del sufrimiento para transformarla y traer ánimo a millones de personas.
Piensa en esto
En Navidad celebramos que Jesús estuvo dispuesto a cambiar para que puedas ser un hombre o una mujer nueva. La Navidad no es un asunto del pasado. El milagro de la Navidad se repite cada vez que Cristo nace en el corazón de quien lo recibe como su único Salvador.
Juan 6:51 (PDT), Hebreos 1:6 (PDT), Isaías 53:3 (PDT)
DC / Raúl Parra / @RaulParraT / rlpt10@yahoo.es