Para ayer estaban pautadas las visitas del módulo dos y el anexo femenino en el Centro Penitenciario David Viloria, conocido como Uribana.
Afuera, cientos de personas hacían una inmensa cola para entrar a ver a su ser querido, momento en el que observaron que cuatro autobuses llenos salieron rumbo a la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), en el estado Guárico.
Al parecer muchos privados de libertad quisieron irse pero los familiares rechazaron el traslado, pues dicha cárcel es uno de los penales con régimen abierto en el país, por lo que ahora tendrán que pagar hasta 500 bolívares por ‘causa’, semanalmente.
Que los lleven a Sabaneta
A las 2:00 a.m de este sábado llegó a las adyacencias de Uribana, Tania Barroso, quien viene desde Las Villas en el Zulia. Ella exige que a su esposo lo trasladen nuevamente para Sabaneta, pues ya va a cumplir dos años en Lara y desde entonces no puede visitarlo bien.
«Gasto mínimo tres mil bolívares cuando vengo, si traigo comida porque si no el costo se incrementa. Aunado a ello nos tratan muy mal los guardias nacionales, como si no fuesemos humanos. A las 8:00 a.m, comenzaron a nombrar a los que les toca visita y al mediodía todavía no nos han dejado pasar, es decir, que lo veré 15 minutos nada más”.
Dijo que después que entran por el portón las pasan a un galpón. «Ahí duramos como una hora mientras nos desnudan y nos revisan, nos hacen abrir con nuestras manos las partes íntimas y nos ponen a brincar”, denunció Barroso, quien estaba indignada.
Comentó, además, que les pidieron nuevamente los documentos de matrimonio y los exámenes de rigurosidad para hacerle la visita conyugal a su marido.
En medio del fuerte sol y tapándose con una sábana, estaba otra dama a quien le dio miedo identificarse pero dijo que su hija llegó pesando 110 kilogramos y hoy día ha rebajado 40 aproximadamente, «como si la fuesen a llevar al Miss Venezuela, pero es porque la comida es muy mala. Las tratan mal, hace rato (ayer) nos gritaban desde la ventana que la sacaramos de ahí, porque está muy mal”.
El cóctel y sus estragos
La incertidumbre entre ellos crece, aseguran que los indujeron a tomarse el «coctel de la muerte”, con el que murieron 47 reos.
«Mi hijo me llamó esta semana para decirme que había visita, le dieron tres minutos y no hablaba bien, alguien le decía lo que me tenía que expresar. Me contó que no le quedó de otra que tomarse esa bebida pero no sé bien, a lo mejor en el encuentro me explica bien”, manifestó otra dama, que se escudó en el anonimato y se quejó porque en su piel ya quedaban tatuadas las manchas por el inclemente sol.
Mientras tanto, en la Comunidad Penitenciaria Fénix también se realizaron las visitas. Este sábado el turno fue para los menores de edad y las damas que querían ver a sus familiares.
Publican lista
En las afueras del centro penitenciario fue publicada una lista por parte del nuevo director, Ender Ávila, en la cual informaba los artículos que fueron permitidos pasar durante la visita.
Las personas informaron que debieron traerle nuevamente todos los utensilios personales a los privados de libertad al igual que los uniformes porque todo se los habían quemado.
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