La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor institución universitaria en México y América Latina, condenó hoy la violencia y la desaparición de 43 estudiantes en el sureño estado de Guerrero, así como la corrupción que impera en las instituciones oficiales.
El Consejo Universitario de la UNAM reprobó, en un manifiesto público publicado este sábado en diversos medios, la debilidad de instituciones estatales que ha favorecido hechos de violencia en los últimos años «causados por autoridades y organizaciones criminales», así como la complicidad entre funcionarios y el crimen organizado, informó Efe.
La noche del 26 de septiembre pasado un grupo de policías locales dispararon contra decenas de alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa (dedicada a la formación de maestros), por órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, que dejaron seis personas muertas y otras 25 heridas.
Además, los policías capturaron a 43 jóvenes y los entregaron al cártel Guerreros Unidos, que se encargó de asesinarlos e incinerarlos para no dejar rastros, de acuerdo con el testimonio de tres de los casi 80 detenidos por el caso.
El máximo órgano colegiado de la UNAM se sumó a las protestas generalizadas, expresó su solidaridad con las familias de los afectados y exigió justicia.
«Todos los señalados como autores materiales e intelectuales de esos crímenes deben ser investigados y juzgados con severidad, al igual que aquellos servidores públicos que por sus omisiones y desinterés posibilitaron esa barbarie», apuntó la máxima casa de estudio.
Asimismo, exigió que, además de esclarecer los hechos, se tomen las «medidas necesarias para que nunca más se vuelvan a presentar acontecimientos de esa naturaleza».
Insistió en que México debe cambiar y alcanzar un «sistema de justicia pleno y expedito para todos, un sistema de respeto total a los derechos humanos y de cumplimiento real de las garantías sociales».
El Consejo Universitario abogó por un nuevo modelo de desarrollo social que permita extirpar los principales males del país, que son la corrupción, la impunidad, la pobreza, la desigualdad y la ignorancia, y afirmó que en México «nada de lo sustancial debe ser igual a lo que prevalecía antes de Ayotzinapa».
Finalmente, expresó su rechazo a la violencia, sin importar su origen ni las razones que la condicionan, y se pronunció a favor de que todas las protestas, la inconformidad y las exigencias se realicen dentro de los cauces pacíficos.
Agencias | DC