El derecho a la cola, por Douglas Zabala

Ahora si se subió el gato en la batea. Mientras Nicolás, su gabinete económico, la recién nombrada Canciller y toda la familia Maduro – Flores, le dan la vuelta al mundo en tan solo 7 días pidiendo cacao, aquí el gobernador del estado Yaracuy lanza el revolucionario decreto donde anula aquella máxima cristiana de que  “A quien madruga Dios lo ayuda”.   El flamante Julio León Heredia, resolvió prohibir la pernocta de personas frente a establecimientos comerciales, pensando con ello generar el milagro de acabar con las colas  que lo tienen descocao.

 

Desconocerá este militar,  en mala hora  en ejercicio de gobierno,  que en la Declaración del Milenio aprobada por la ONU en el 2000,  los Estados se comprometieron a reducir en un 50%  la pobreza para el año 2015, y que este derecho a la alimentación pasa por eliminar los desequilibrios en la disponibilidad y acceso a los alimentos, así como disminuir el impacto que producen la alta inflación y el desabastecimiento. Por no dejar en el 2004 la FAO aprobó  el derecho a una alimentación adecuada con orientaciones para que los Estados la cumplan.

 

Este Gamonal señala que se le aplicará la ley a las mafias que se están apostando en el área comercial para adquirir los artículos de primera necesidad, como si los todos  ciudadanos fuesen bachaqueros. Estará enterado este gobernador que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, estableció que el derecho a la alimentación se ejerce cuando todo ser humano, ya sea solo o en  común con otros, tiene acceso físico o económico, en todo momento a la alimentación adecuada o a medios para obtenerlas.

 

Es la misma Constitución Bolivariana, en su artículo 305, la que señala como el Estado es el llamado a garantizar la seguridad alimentaria de la población; entendida  como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional, el acceso oportuno y permanente a estos por parte del público consumidor.   De manera que mal pudiese autoridad alguna, pretender penalizar las penurias que hoy estamos pasando la mayoría del pueblo venezolano, en la búsqueda nocturna o a pleno sol de los alimentos de la dieta básica.

 

Para nadie es un secreto que contrario a lo establecido por  la bicha en su artículo 299, en cuanto a que el Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo económico, para garantizar una  justa distribución de la riqueza, mediante una planificación estratégica de consulta abierta;  aquí Maduro, no se ha cansado de proferir amenazas y señalar  al empresariado como los únicos responsables de esta crisis económica, olvidados con ello la política del “exprópiese” con ministros  de agricultura  y tierra tomando a mano armada los predios agrícolas.

 

No tengo porque gastar lo que me queda en el tintero para demostrar el drama que vivimos, pero ya con el chiquichichaque del contrabando y la guerra económica nos tienen más allá del guargüero; de manera que  nuestro presidente volador, al llegar  debe hacerle  ver a sus funcionarios, que no habrá decreto y mucho menos prohibiciones de usar teléfonos para mostrar nuestra propia desgracia, porque en definitiva  tenemos derechos a la alimentación, a calarlos nuestras colas, y de paso salir a la calle  a  pagar la arrechera con la primera Santamaría que se nos atreviese.

 

DC/ Abog. Douglas Zabala/ @douglazabala

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