El arresto de un alcalde opositor en Venezuela suscita preocupación y cautela en América Latina, que sin embargo evita hablar abiertamente de la crisis de un aliado y socio, señalan expertos.
Para el analista David Smilde, del Washington Office on Latin America (WOLA), la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) “es el único ente al que Venezuela escucha”, y tiene un “papel clave” para resolver el conflicto en ese país.
“Pero (…) los países de Unasur en realidad no quieren hacer algo sobre Venezuela”, subrayó. “Venezuela es un aliado (al que) no tratan de contener”, dijo.
Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, atraviesa una acuciante crisis económica marcada por la mayor inflación de América Latina, un déficit fiscal fuera de control y una pertinaz penuria de alimentos y medicinas.
El presidente, Nicolás Maduro, ha visto su popularidad desplomarse a 20% y enfrenta tímidas protestas antigubernamentales y pequeños disturbios, mientras el país tendrá unas cruciales elecciones legislativas a fines de año.
En ese escenario, el alcalde mayor de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, fue detenido y acusado de promover un golpe de Estado.
Y la situación en la calle se agravó con el asesinato, a manos de un policía, de un adolescente en una protesta en San Cristóbal (oeste).
– Menos paciencia –
Gobiernos y organismos latinoamericanos respondieron preocupados por el creciente clima de conflictividad, un año después de las protestas que dejaron 43 muertos entre febrero y mayo de 2014.
La cancillería brasileña expresó que sigue con “gran preocupación la evolución de la situación en Venezuela”, y Chile alertó que el “cuadro de polarización podría ser un obstáculo significativo para el diálogo entre gobierno y oposición”.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, llamó a las partes a iniciar un “diálogo inclusivo”.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, fue más allá y pidió “garantías para un debido proceso” en el caso de Ledezma. Reiteró además el pedido de su gobierno de liberar a otro opositor, Leopoldo López, detenido desde hace un año.
“Hasta cierto punto Brasil está perdiendo la paciencia con la situación”, señaló Michael McCarthy, experto de la American University en Washington.
Pero otras voces en la región, como Bolivia y Cuba, marcaron la nota discordante y se solidarizaron directamente con Maduro, denunciando intentos de la oposición para derrocarlo.
– “Distracción bienvenida” –
En ese escenario, una comisión de la Unasur, integrada por los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador, prepara una visita a Venezuela con miras a una próxima reunión extraordinaria sobre la situación de ese país.
La visita ocurre casi un año después de que la Unasur organizara un diálogo entre opositores y Maduro en medio de las manifestaciones callejeras, que fracasó sin acuerdos, y dejó una imagen ineficaz del organismo.
Para los analistas, los países de la región tienen interés en que se respeten los derechos humanos en Venezuela y el país mantenga la senda democrática, en especial Brasil y Colombia, con millonarios intereses económicos en el país vecino.
Pero reconocen que el principal énfasis de los organismos regionales como la Unasur o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es la autonomía regional y la soberanía de los Estados.
Así que cuando Estados Unidos impuso sanciones a altos funcionarios venezolanos señalados de violar los derechos humanos durante las manifestaciones, no se sorprendieron de que América Latina expresara su rechazo unánime.
“Las sanciones son una distracción bienvenida para no hacer nada respecto a Venezuela”, según Smilde.
Para el experto, en este contexto regional, Maduro no tiene incentivos para detener su ofensiva contra los opositores más radicales como Ledezma y López, quienes reclaman la renuncia del mandatario.
Los gobiernos latinoamericanos conocen “la gravedad” de la situación de los derechos humanos dentro de sus países y “no quieren empezar un proceso de acusaciones mutuas”, apuntó McCarthy. A su juicio, son temas “tabú”.
Al respecto, la ONG Human Rights Watch (HRW) denunció este jueves que la Unasur y la mayoría de los países latinoamericanos “han guardado silencio con respecto a la situación de los derechos humanos en Venezuela.”
DC| AFP /
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