William Binder, un neonatólogo del Centro Médico Cedar-Sinai de Los Ángeles, en Estados Unidos, se llevó la sorpresa de su vida durante un parto en el que el bebé nació cuando todavía se encontraba dentro del saco amniótico.
«Nos quedamos sin respiración. Fue un momento asombroso que quedará en mi memoria durante mucho tiempo», dijo Binder quien tomó una foto con su teléfono móvil segundos antes de romper el saco.
Chelsea Philips, la madre del bebé, al que han llamado Silas, dijo que no tenía ni idea de que su hijo iba a tener un nacimiento tan raro.
«Se encontraba en posición fetal y podías ver sus brazos y piernas doblados. Fue muy interesante verlo».
Silas nació por cesarea, tres meses prematuro, a las 26 semanas de gestación.
Algunos médicos calificaron la forma en la que llegó al mundo de Silas como un «milagro médico».
Y es que la probabilidad de que el saco amniótico quede completamente intacto después del nacimiento es extremadamente raro: ocurre en uno de cada 80.000 partos.
El líquido ayuda a proteger al bebé de golpes y lesiones, y lo dota de fluidos que puede respirar y tragar. También mantiene al bebé en una temperatura constante.
Normalmente, el saco amniótico se rompe por su cuenta durante el parto, lo que comúnmente se conoce como «romper aguas».
Durante una cesárea, el cirujano corta a través de ella para sacar al bebé.
A pesar de nacer prematuro, Silas está progresando bien y los médicos esperan que pueda ir a casa en un mes.
La palabra «zurrón» es una expresión popular que se utiliza para referirse al hecho de nacer envuelto en las membranas amnióticas.
Se emplea desde hace mucho tiempo porque ocurre de forma muy rara. Ha sido vista como una buena señal para la vida futura el bebé.
En la Edad Media, por ejemplo, decían que aquellos que nacían en el zurrón estaban destinados a grandes cosas.
En la historia europea surgió una leyenda muy popular que decía que aquel que guardaba el zurrón de un bebé podía obtener la buena suerte atribuida al nacimiento de ese niño.
También se creía que protegía de morir ahogado.
Así se ve en la novela de Amy McKay «La casa de partos», ambientada antes de la Primera Guerra Nundial en Nueva Escocia, en Canadá. La obra cuenta cómo los marineros de la región otorgaban gran valor al zurrón seco que conservaban como amuleto en su viajes.
Allí, la protagonista le prohíbe a su esposo llevarse el amuleto y este muere ahogado esa misma noche.
Los que navegaban en los mares utilizaban el zurrón de los niños como resguardo.
DC| BBCMUNDO /
Foto: web