Anacarsis, un filósofo escita que alguna vez los griegos contaron entre sus siete famosos sabios dijo: “¿Quién es el peor enemigo del hombre? Él mismo”. Sus palabras nos conectan con la realidad ineludible de que el ser humano recoge lo que planta.
Conocer la ley de causa y efecto, llamada por el doctor Pablo, en la Biblia, ley de siembra y cosecha, es fundamental para comprender la vida y el tipo de fruto que recogemos en ella. Él nos dice: No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. (1) Cuando Dios te dice que cosecharás lo que siembres, no te está castigando sino comunicándote cómo funciona la vida.
Falsas creencias
Muchas personas actúan con base en falsas creencias o mentiras destructivas: ingieren una gran cantidad de helado por la noche frente a la T.V. y esperan no ver la báscula indicando aumento de peso al otro día; gastan el dinero como si no hubiera un mañana y aguardan no tener que pagar la tarjeta de crédito a fin de mes ni recibir llamadas de acreedores; no hacen ejercicios, pero confían que su cuerpo se mantenga saludable y en buenas condiciones; ignoran a sus niños e imaginan que llegarán a ser adultos de bien. Actúan y esperan de muchas maneras evitar las consecuencias que acompañan a esas acciones.
“Interrupción” de la ley
En ocasiones, algunas personas sí “logran salirse con la suya” y no cosechan lo que siembran, porque alguien interviene y recoge las consecuencias por ellas. Como el padre sobreprotector que continuamente rescata a su hijo para que no sufra las consecuencias propias de su conducta derrochadora y le cubre los abultados saldos de su tarjeta de crédito.
La verdad es que a veces te parecerá que has escapado de cosechar lo que sembraste pero siempre recogerás el dolor o la alegría de lo sembrado, porque todo lo que haces deja una impronta en tu memoria, en tu conciencia y en tu alma. Lo que siembras cada día en pequeñas cantidades, brotará tarde o temprano, de manera significativa. Siembra maldad y cosecharás desgracia; con el palo que pegues, serás golpeado. (2) Y es en este sentido que cobra vigencia la cita de Anacarsis, quien expresa que a menudo eres tu peor enemigo…
Réditos
Pero debes saber también que puedes convertirte en tu mejor amigo. Pablo agrega: No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. (3) Míralo de forma práctica: si te alimentas correctamente y haces ejercicio físico con regularidad, cosecharás salud física; si elaboras tu presupuesto con prudencia y cultivas generosamente en la obra de Dios y en los necesitados, tendrás dinero para pagar las cuentas. Nuestro autor de referencia de hoy, Pablo, nos enseña una vez más: …el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. (4) Si inviertes pequeños actos de amor y servicio con constancia hacia otros, como si estuvieras depositando en una cuenta bancaria de actos de aprecio, llegará un momento en que te dará dividendos de reciprocidad con quienes amas.
El tamaño inicial de la buena semilla sembrada puede ser pequeño, pero si la nutres crecerá y forjará grandes frutos. ¿Qué semillas estás plantando en la vida? Cosecharás lo que inviertas.
Gálatas 6:7 (NVI) ; Proverbios 22:8 (BLS) ; Gálatas 6:9 (NVI) ; 2 Corintios 9:6b (NVI)
DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT