Entre 40.000 y 100.000 bolívares debería rondar el salario de un profesor universitario en el país, de equipararse con sus homólogos en el resto de América Latina, refirió un estudio elaborado por docentes de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, cuyos resultados preliminares se presentaron ayer durante el I Encuentro Nacional de Profesores Universitarios, realizado en la Universidad Simón Bolívar.
El economista José Guerra explicó que de acuerdo con el ingreso per cápita de Venezuela y el salario devengado por los profesores que trabajar en el extranjero, un profesor instructor en el país debería ganar alrededor de 40.000 bolívares y un titular 120.000 bolívares. En la actualidad, la categoría de instructor recibe 7.854 bolívares mensuales y el titular —con al menos 20 años de carrera y un título de doctorado— 15.297 bolívares.
El salario del docente universitario a tiempo completo y a dedicación exclusiva ha variado desde el 2001 entre 12 y 20%, mientras que el salario mínimo se ha multiplicado 33,95 veces desde ese año, apuntó José Bottino, de la Asociación de Profesores de la Universidad Nacional Experimental de Guayana.
Bottino denunció que 16 niveles o categorías de los trabajadores universitarios (desde obreros hasta docentes titulares), contemplados en la convención colectiva única, se encuentran por debajo del salario mínimo.
Al respecto, Guerra advirtió que mientras se mantenga esta situación económica para los docentes, escasearán más los investigadores que hacen ciencia en el país. A manera de ejemplo, en los últimos dos años han renunciado 76 profesores de la USB, mencionó la decana de Investigación y Desarrollo de la casa de estudios, Elia García.
Debido a la fuga de talento y al deterioro del financiamiento a los proyectos de investigación, la producción científica en la academia ha descendido 33,5%, de acuerdo con los rankings mundiales.
En el año 2007, 2,33% del presupuesto de la USB se destinaba a la investigación. En 2014 pasó a ser solo 0,27% debido a los recortes financieros a las casas de estudio.
“Ha habido una disminución de 28% en la cantidad de postgrados que se ofrecen por la falta de recursos financieros. No hay líneas de investigación, muchos laboratorios no funcionan y tampoco hay becas para hacer estos estudios”, explicó García.
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