Una de las claves de todo líder político que pretende asumir funciones de conducción de un pueblo, es que debe saber escuchar. Cuando uno escucha, aprende, detecta, percibe, entiende y corrige, entre tantos beneficios. Cuando no se escucha se puede correr el riesgo de seguir en un camino errado y hasta peligroso no sólo para las aspiraciones personales, sino para el ciudadano.
La crisis venezolana obliga a escuchar. A escuchar al pueblo hastiado de la escasez, la inflación y la inseguridad entre todos sus males. Escuchar a los empresarios que tienen mucho que decir y hacer para salir de la crisis. Escuchar a la disidencia política porque esta representa a un amplio sector del país. Y escuchar a los mejores expertos en las distintas áreas para encontrar soluciones a los problemas.
Nada de eso está ocurriendo. Maduro pareciera que no escucha. Todo indica que sólo atiende las recomendaciones de su entorno y sobre todo de los más radicales. Y a veces cuando sólo se escucha a un pequeño sector, sólo se oye lo que se quiere oír y no lo que se debe oír. Cuando eso sucede no es posible ver las reales dimensiones de las dificultades. No se sabe el verdadero tamaño de la crisis. No se sabe cuánto sufre el pueblo, cuanta esperanza se ha perdido.
La crisis venezolana es una muy peligrosa fusión de todo lo anteriormente señalado, pero además con un creciente número de presos políticos y de represión. Lo que han hecho con Leopoldo, Ledezma y todos los restantes detenidos por pensar distinto, es una clara señal que no se escucha, que no se percibe, que no se entiende lo que el país está pidiendo.
El país está pidiendo un cambio de modelo. Pero no sólo del modelo económico, sino también del modelo militar-policial y represivo. También del modelo en el cual sólo se escucha a una minoría, en desmedro de las mayorías. Venezuela reclama un modelo en el cual prive la sensatez, la gerencia, la inclusión y la tolerancia.
El gobierno está forzando los acontecimientos. Pareciera que están interesados en generar un caos controlado que les permite atornillarse en el poder, acabar con la disidencia y sembrar el miedo en las personas. No están comprendiendo que la salida es electoral. Y no lo quieren entender, porque las encuestas dicen que van a perder las elecciones parlamentarias. Un demócrata entiende que la derrota es parte del juego. Quien no es demócrata pretende torcer las reglas del juego para ganar con abusos y arbitrariedades.
¿Servirá de algo que una delegación de UNASUR venga a Venezuela? Creo que no, porque el gobierno pretenderá que sólo los escuchen a ellos y obvien al resto del país que es la mayoría. Harán de nuevo, como lo han hecho durante 16 años, el papel de víctimas. Serán las mismas plañideras de siempre echando la culpa a la oposición, a Estados Unidos y a los empresarios de ser los responsables de la crisis.
Maduro escucha a Venezuela. Estás convirtiendo al país en un calabozo policial. El Sebin cada vez se parece más a la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez. La cárcel de Ramo Verde y “La Tumba” son la versión actual de La Rotunda de Gómez. La receta del golpe y la guerra económica ya no la acepta la ciudadanía. Si de verdad escucharas, lograrías entender que tu papel transitorio es histórico. El cambio está en marcha.
DC / Abog. Pablo Pérez Alvarez / Ex Gobernador del Zulia / @PabloPerezOf