La agenda del gobierno profundiza cada vez más su falta de sintonía y pertinencia con las necesidades y aspiraciones de un pueblo que se encuentra agobiado por la frustración y la desesperanza, fundamentalmente de nuestra juventud, que cada vez observa seriamente comprometido e incierto su futuro. De nada ha valido que los sectores académicos, económicos, religiosos entre tantos otros, que no están inmersos en la diatriba política que reina en el país, continúen haciendo exhortaciones al gobierno, para abrir un espacio de diálogo y concertación, que nos conduzca a revertir la grave crisis que experimentamos en todos los órdenes de la vida nacional y la percepción de que nuestro país de hunde y está al borde del colapso.
Al gobierno parece importarle muy poco la fuga de cerebros, el deterioro cada vez más intenso de la educación, la salud y calidad de vida del pueblo, los servicios públicos, en fin… de todo!, mientras en el país aumenta la percepción de que vamos velozmente al precipicio o que nos encontramos en un callejón sin salida. Ello ha determinado un inmovilismo sumamente grave, que nos aleja cada vez más de la construcción del desarrollo y nos retrotrae a un pasado que, hace tiempo, habíamos superado.
La dinámica del país se circunscribe, casi exclusivamente a lo político y el mensaje permanente del máximo conductor del Estado es algo como: «Martes y miércoles voy a hacer un acto especial y voy a mostrar grabaciones y videos muy contundentes, muy reveladores sobre el intervencionismo gringo en Venezuela, sobre el golpe de estado que se pretendía y sobre la participación de estos sectores golpistas»….. sin percatarse de que estamos hartos y fastidiados de la palabrería hueca que sólo siembra tristeza y desesperanza.
Con las últimas actuaciones en contra de líderes opositores, como el Alcalde Ledezma, el Gobierno ha demostrado que entró en una nueva fase dentro de su proceso de deterioro, y decidió tomar el atajo de la violencia, debido al temor que tiene el gobierno a mostrar su pérdida de poder popular, pretendiendo utilizar con ello, tácticas disuasivas y distraccionistas para evadir su incompetencia ante la profundización de los graves problemas nacionales que el propio gobierno ha creado y de los cuales es el único y exclusivo responsable.
Ante todo este estado de cosas no podemos desmayar. Tenemos que seguir apostando por nuestro País, sin pensar en huir. El futuro de los venezolanos está en Venezuela y como lo señalara el Papa Francisco: “Si vas a tirar la toalla que sea porque ya te secaste la frente para seguir luchando”.
DC / César Ramos Parra / Profesor Universitario / @cesarramosparra