“Me quieren matar”, grita Nicolás como cobarde o niño asustado, soltando sin freno ni pruebas nombres de presuntos asesinos, magnicidas o golpistas que -por supuesto y para completar la historia- obedecen directrices del imperio y de la derecha oligarca. Nicolás, prueba lo que dices o calla para siempre, no sueltes más mentiras que encierren delitos y dañen a terceros. Así callado te ves mejor.
Con acierto, Nicolás fue bautizado “mentira fresca”, lo que cada vez es sustentado con más razones; las mentiras fluyen de él sin límite ni escrúpulos, montando una sobre otra en castillo de naipes cuyo único e irremediable destino es caer, caerá.
El inefable Nicolás, para asombro del mundo, se inventó lo del eje de conspiradores con cabezas en los gobiernos de España, Colombia y EE.UU., recibiendo de inmediato respuesta contundente desde todos los extremos, al punto que junto a España respondió Europa; la representación de todo ese Continente mancomunado negó el hecho y -como yo ahora- pidió pruebas. El silencio fue la respuesta. ¿Qué va a probar de esa estúpida historia?, la que solo podrían creer más inocentes e incautos, esos que cada día en menor número militan en el PSUV, creyendo aun que el sueño de Chávez está vigente, al no haberse percatado todavía de que el autoproclamado “hijo” del difunto comandante eterno traicionó esas banderas, hace rato, para nadar sin vergüenza en la charca podrida de la corrupción y la tiranía.
El atropello dantesco y la detención de Ledezma han recibido un rechazo mayoritario en el país, y es visiblemente objetado en el mundo. Nuevamente la historia del golpe, en este caso el que supuestamente propiciaron él junto a Leopoldo y María Corina, al publicar el Acuerdo Nacional para la Transición, Acuerdo que desde acá suscribo de la A a la Z. Curioso este golpe que, a diferencia de todos los golpes de Estado en el mundo, no se produce en la oscuridad y secreto, en horas de la madrugada como suele ocurrir, sino en rueda de prensa de cara a Venezuela y a los otros pueblos del mundo, a la luz del día. Por supuesto, como ha ocurrido con los otros sopotocientos “magnicidios y golpes de Estado” perpetrados contra el inefable Nicolás, no hay una sola prueba.
A Antonio Ledezma lo conozco bien, lo pude ver hace años sometido al dilema de escoger entre la verdad y la presión con la que el cogollo de su partido de entonces intentaba doblegarlo, y optó por la justicia. Fue en el Congreso de la República, en 1985 -yo mayor en edad que Antonio y desde años antes en el Parlamento- le confié al joven diputado una importante investigación, en mi condición de Presidente de la Comisión de Contraloría del Congreso, a la que le vio el hueso, precisó delitos y pruebas contra el patrimonio público, lo que le generó fuerte coacción para que parara el corajudo trabajo. Antonio siguió adelante, se arriesgó por la justicia. Así lo conocí, trabajador, valiente y honesto. De su talante democrático ha dado pruebas siempre, y ahora desde la cárcel sigue diciendo que la salida es democrática, exigiéndole nuevamente a su hoy carcelero que se aparte del camino del pueblo venezolano; desde la cárcel de Ramo Verde ha reiterado: renuncia Nicolás.
Los 16 magnicidios y sopotocientos golpes de Estado denunciados por Nicolás -entre ellos el del glorioso Tucán, su más colosal invención- ya sería suficiente para consagrarlo como prototipo de mentira y engaño, con el apoyo genuflexo del Poder Judicial, el respaldo de la sala situacional diosdadomadurista y la supervisión cubana. Pero no se crea que solo miente sobre magnicidio y golpe de Estado. Algunas perlas: “Le voy a torcer el brazo al dólar paralelo”; “con la Habilitante voy a dejar los precios donde tienen que estar”; “apretaré la mano contra el narcotráfico”; “la ofensiva contra la corrupción comenzará en enero 2014”, o aquella que niegan los estómagos hambrientos, la anunciada “Tarjeta de Abastecimiento Seguro” (16-03-14), cuando lo único seguro ha sido el desabastecimiento. Nicolás, calla. E-Mail: pacianopadron@gmail.com. Twitter: @padronpaciano.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano