David Cameron ha celebrado hoy una reunión de una hora con altos funcionarios del ministerio de Economía británico y del Banco de Inglaterra para estudiar posibles medidas por si Grecia se ve forzada a salir de la zona euro. «Tenemos que estar preparados ante las posibles incertidumbres en el mercado financiero», explicaron los asesores.
Los analistas británicos creen que las posibilidades de que el Gobierno griego de extrema izquierda provoque el regreso del país al dracma son cada vez más acusadas. Si la semana pasada se estimaba que eran de uno sobre tres, ayer ya se pensaba que eran de cuatro sobre cinco.
El fin de semana, Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, vaticinó también que «es solo cuestión de tiempo», aunque la validad de sus pronósticos cotiza un poco a la baja después de que en 2007 no supiese intuir la llegada de la mayor crisis desde 1929.
Altos funcionarios británicos, entre los que se hallaban también diplomáticos del Foreign Office en Bruselas, explicaron a Cameron que la pérdida de la divisa europea ocasionaría en Grecia una desvalorización radical de los ahorros, un despegue inmediato de la inflación y una devaluación masiva.
También se recomienda a los bancos y empresas británicas con negocios con Grecia que vayan pensando en cómo salvar los muebles. Reino Unido no está muy expuesto a las turbulencias griegas, porque la relación económica es baja, pero el eco de una implosión de Grecia dejaría sentir su eco en su gran empresa, la City de Londres.
Efecto dominó
Los medios británicos más alarmistas tampoco dejan de citar la hipótesis de un contagio griego, país que solo supone en 2,5% del PIB de la zona euro. El respetado diario conservador «The Daily Telegraph» habla de un «efecto dominó» que podría arrastrar fuera de la divisa única «a España e Italia».
Son cábalas bastante precipitadas, que llevan a recordar que los medios anglosajones, y algunos londinenses, como «The Economist» y «Financial Times» fueron tremenda e injustamente agoreros con España durante la crisis del euro del 2012. Lo cierto es que marraron en sus pronósticos más apocalípticos.
Reino Unido ya elaboró en 2012 planes de emergencia ante una posible ruptura de la zona euro y ahora estaría actualizándolos. David Cameron se encontrará por primera vez con el mandatario griego Alex Tsipras en el decisivo consejo europeo del próximo jueves, donde se espera que la UE busque alguna alternativa para poder seguir contando con los griegos en el club del euro. La bolsa de Atenas volvió a caer ayer más de un 5%, tras la rebaja de calificación de S&P.
El Gobierno de Syriza se ha embarcado en un doble juego imposible, pues quiere lanzar generosos paquetes de ayudas sociales al tiempo que pide a la UE que le refinancie, cuando ni siquiera es capaz de abonar las deudas que ha contraído en el pasado.
El ministro griego de moda, Varoufakis, el descorbatado titular de Economía, admite que Grecia nunca debió haber entrado en el euro, pero añade que una vez que se encuentra dentro salir sería como «tirarse de un peñasco». Compara la situación con la última estrofa del clásico de los Eagles, «Hotel California»: «Puedes hacer el check-out cuando quieras, pero nunca podrás salir».
DC – EFE
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