Mientras la presidenta Dilma Rousseff les pedía, en un mensaje transmitido por cadena nacional, comprensión y paciencia a los brasileños hacia las medidas de ajuste fiscal con las que arrancó su segundo mandato, miles de brasileños en doce de las principales ciudades del país agarraron su cacerolas para protestar «en vivo» contra las palabras de la mandataria del Partido de los Trabajadores.
Según informaron los medios brasileños y mostraron videos subidos a YouTube, durante la alocución de la presidenta hubo bocinazos, abucheos y cacerolazos en por lo menos doce capitales de los 26 estados del país: San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Vitória, Curitiba, Porto Alegre, Goiania, Belém, Recife, Maceió y Fortaleza.
En esas ciudades, la voz de Dilma en los televisores era interrumpida por silbidos, gritos en contra de la mandataria y el ruido de las cacerolas, mientras la gente prendía y apagaba las luces de sus departamentos y casas.
En la víspera del mensaje de anoche, grupos opositores llamaron al cacerolazo por mensajes de WhatsApp, como un anticipo de la marcha convocada para el próximo 15 de marzo en la que van a pedir por el impeachment a la presidenta, que inició su segundo mandato el pasado 1° de enero.
Hoy, el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) acusó a la oposición de «orquestar» los cacerolazos, que se produjeron principalmente en barrios de clase media y alta de las doce capitales regionales.
El vicepresidente del PT, Alberto Cantalice, afirmó en un comunicado que las protestas de anoche respondieron a «una orquestación con sesgo golpista que parte principalmente de los sectores de la burguesía y de la clase media alta».
Según el PT, las protestas fueron organizadas y «financiadas» por partidos de la oposición y «fracasaron», puesto que no se generalizaron «y no repercutieron en las áreas populares».
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