Mantengo profundas reservas con relación a los procesos electorales venezolanos. Pasados y eventualmente el que debe realizarse este año. Todos marcados por el más escandaloso ventajismo, el fraude abierto o encubierto y las complicidades desde diversas trincheras políticas y sociales. No confío en la integridad de un Consejo Nacional Electoral integrado de manera más o menos similar a los anteriores. Es un apéndice más del régimen totalitario que no vacilo en calificar de tiránico. Estoy convencido de la enorme voluntad de cambio existente en la inmensa mayoría de los venezolanos, a pesar de los pesares, del manirotismo y de la vocación tan corruptora como corrompida del alto gobierno de la dupla Maduro-Cabello.
Sin embargo, la realidad está a la vista de todos. Impone del mayor grado de unidad posible frente a cualquier evento, inclusive las elecciones parlamentarias aún por convocarse aunque parezca increíble. La unidad nacional no es fácil. El respaldo de calle al régimen está por los suelos con tendencia a caer de manera irrecuperable. Todos sabemos las causas y algunos anticipan las consecuencias con diferentes perspectivas. No debemos olvidar que los partidos opositores son hijos legítimos del pluralismo democrático de otras épocas. No es fácil hacer igual lo que es diferente por naturaleza. Pero sí es posible unificar objetivos y diseñar estrategias que ayuden a concretarlos desde la perspectiva de cada grupo, si el objetivo superior está claro. Esa tendría que ser la tarea básica de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD. Peligroso error que se cierre sobre sí misma agotándose en polémicas internas motivadas por intereses circunstanciales o ambiciones personales o de partidos. Sería un gran servicio a la dictadura. No me refiero al debate entre “primarias” o “consenso”, bastante tardío por lo demás. En lo personal he compartido la posición de quienes aspiraban primarias en todas partes y la aceptación del consenso en aquellos sitios en donde sólo existiera un aspirante. Lamento que no haya sido así, pero el punto luce extemporáneo por las decisiones tomadas. Hay una cosa que no entiendo: ¿Por qué la MUD no ha hecho cuestión de honor la fecha de las elecciones? El silencio también puede confundirse con complicidad.
La lucha tiene que ser por el cambio definitivo de régimen, no para buscar formas de convivencia con una dictadura comunistoide, fracasada y cuestionada por los líderes democráticos más influyentes del mundo. Giordani tuvo razón al calificar a Venezuela como hazmerreír del planeta.
DC / Oswaldo Alvarez Paz / Ex Gobernador del Zulia / oalvarezpaz@gmail.com / @osalpaz