La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés) informó que el Índice de Precios de Consumo (IPC) del Reino Unido bajó el pasado mes de febrero hasta el nivel récord del 0 % frente al 0,3 % en enero.
El IPC bajó por el retroceso de los precios de los alimentos, que cayeron un 3,4 % en el último año hasta finales del pasado febrero, y también por el descenso del carburante debido a la caída del petróleo en los últimos seis meses.
El porcentaje de inflación de febrero es considerado el más bajo desde que empezaron a medirse estos índices de la forma actual, en 1988.
Los expertos creen que la última vez que la inflación británica se situaba en un nivel tan bajo fue en la pasada década de los 60.
Los analistas anticipan que el Reino Unido puede entrar en deflación, lo que crearía problemas para la economía pues es poco el consumo y las empresas no harían inversiones.
La tasa interanual del Índice de Precios Minoristas, que incluye el coste de la vivienda y el pago de los intereses de las hipotecas, descendió al 1 % frente al 1,1 % el mes anterior, según la ONS.
Las cifras de la inflación pueden retrasar una eventual subida de los tipos de interés británicos, que se sitúan en el nivel histórico del 0,5 %.
Las últimas cifras de inflación obligarán al gobernador del banco de Inglaterra, Mark Carney, a escribir al ministro de Economía, George Osborne, para explicarle su política monetaria, puesto que el objetivo oficial de inflación es del 2 %.
El Banco de Inglaterra espera que el índice de inflación se mantenga por debajo del 1 % en los próximos meses, sobre todo si los precios del crudo continúan su fuerte tendencia a la baja.
El Reino Unido ha mostrado señales de recuperación pues el desempleo ha bajado y hay una reactivación de varios sectores industriales, como el del motor.
DC | EFE