La industria venezolana del sector alimentos le adeuda a sus proveedores internacionales 805,7 millones de dólares generados por el atraso del gobierno en la entrega de las divisas oficiales, situación que de no atenderse en el corto plazo podría agravar el desabastecimiento en Venezuela.
«En lo que va de año hay empresas de alimentos a las que no se le ha asignado de un dólar», dijo el jueves el presidente de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos, Pablo Baraybar. Admitió que en las líneas de algunas empresas «nos quedan inventarios de 10 a 20 días».
El líder empresarial indicó en un comunicado que las deudas no han podido ser atendidas debido a que el gobierno se ha demorado, sin ofrecer explicaciones, en la venta de las divisas oficiales a la industria.
Baraybar propuso al gobierno una alianza entre el Estado y el sector privado para aumentar la producción e incrementar el abastecimiento de alimentos en el país.
El gobierno activó en febrero una serie de ajustes en el modelo de control de cambio para flexibilizar parcialmente el proceso a través de un tercer mercado, conocido como «sistema marginal de divisas», donde la fijación de la tasa de cambio se haría con escasos controles.
El tipo de cambio del sistema marginal cerró el jueves en 177,64 bolívares por dólar.
Las autoridades acordaron en febrero que en Venezuela se operaría con tres tasas: una de 6,30 bolívares por dólar para los sectores de alimentos, salud, materias primas y bienes de la canasta básica; otra de 12 bolívares por dólar que se emplearía en las subastas de divisas a las que podrán acudir el resto de los sectores económicos; y una tercera del sistema marginal de divisas.
La sequía de divisas ha generado en las últimas semanas fuertes presiones en el mercado negro donde el tipo de cambio se cotizó el jueves a 45 veces más que la tasa oficial de 6,30 bolívares por dólar.
El gobierno creó el sistema marginal para tratar de derrotar el mercado negro que se ha convertido en el mercador de los precios de algunos productos generando presiones sobre la desbordada inflación que cerró el año pasado en 68,5%, la mayor tasa de la región.
Algunos analistas y bancas de inversión expresaron dudas sobre el nuevo sistema debido a que el gobierno nunca precisó de donde saldrían las fuentes de divisas especialmente en el contexto de la fuerte caída de los precios del petróleo, que financia 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones.
Alterno al problema de la inflación, el país enfrenta una recesión y serias dificultades de abastecimiento de algunos alimentos otros productos básicos que se han hecho más evidentes este año ante la multiplicación de las filas frente a los supermercados y comercios.
DC | AP