Cuando el FC Barcelona fichó al pequeño Matías Lacava en 2013, una de las cuentas oficiales de fans de Hugo Chávez lo celebró como una gran noticia. “¡Crack venezolano!”, escribían, “¡El Messi venezolano!”. No es de extrañar: el jugador acababa de cumplir entonces los 10 años y el Barça había decidido ficharlo para su cantera. Todo un éxito. Así que toda la familia Lacava se trasladó a Barcelona con el pequeño. Es la historia de una vida llena de promesas en la que nada debía interponerse. Salvo un detalle: el padre de Matías es Rafael Lacava, alcalde de Puerto Cabello, miembro destacado del chavismo. ¿Puede un defensor del socialismo que ostenta un cargo público tener a su familia viviendo a todo plan en Barcelona? Poder, puede.
Rafael Lacava está casado con Nancy González, también destacada chavista y defensora en su Venezuela natal de innumerables causas. Causas que ha tenido que abandonar para dedicarse a los suyos en España. Ambos tienen cuatro hijos: Matías (el futbolista del Barça), Adriana, Isabella y Alessandro. Lacava padre sigue ejerciendo de alcalde mientras su familia vive en Barcelona, en uno de los mejores barrios de la ciudad. Y los niños estudian cerca de casa, en el St. Peter’s School, una escuela de élite, uno de los colegios más caros del país.
Se trata de una escuela de habla inglesa en la que han estudiado y estudian los hijos de las familias más adineradas de Barcelona. De los 6 a los 11 años los alumnos pagan 12.980 euros al año, de los 12 a los 14 pagan 14.500 euros, y de los 15 a los 18, 15.500. A estas cifras hay que sumar los derechos de inscripción, que se pagan una sola vez y cuestan unos 3.000 euros. Y las salidas o excursiones, que suelen ser una o dos al año y cuestan entre 500 y 900 euros. Los hijos de Rafael Lacava pagan, al menos, 45.000 euros de colegio, dinero que no incluye ni las comidas ni las actividades extraescolares.
En plena crisis diplomática entre España y Venezuela, conocer la vida de esta familia en Barcelona es cuanto menos sorprendente. Porque además, lo curioso es que los niños que fichan por el Barça tienen dos opciones: o vivir en la Masía o hacerlo con sus padres. “Normalmente, si es extranjero vive aquí y el Barça se convierte en una especie de tutor”, comenta a LOC un conocedor de la cantera del Barça. Todos los jugadores menores del club van al mismo colegio, con el que la entidad tiene un acuerdo, en el barrio de Sant Gervasio, pero de ningún modo al St Peter’s. Y a veces se traslada a la ciudad un miembro de la familia, no todos.
“Un día llegaron mis nietas a casa del parque y me contaron que habían conocido a unos chicos venezolanos que eran hijos de un alcalde”, comenta a LOC la abuela de unas amigas de los hijos de Lacava. “No me lo podía creer, me pareció todo un cuento imposible”. Esta mujer, que prefiere guardar el anonimato, está casada con un venezolano y conoce bien el país. Por eso no entendía cómo la familia de un alcalde chavista podía vivir en la capital catalana mezclándose con lo más pijo de la ciudad.
Pese a quien pese, los Lacava se instalaron en Barcelona en 2013, cuando el Barça decidió fichar al pequeño Matías. Las relaciones de la familia con el club surgieron antes, en septiembre de 2012, momento en que el Ayuntamiento de Puerto Cabello llegó a un acuerdo con la entidad blaugrana para crear una escuela de fútbol en el municipio. Al año siguiente, el hijo del alcalde era fichado por el Barça. “El FC Barcelona nos hará llegar las condiciones que se requieren para que todo ese sistema futbolístico lo podamos tener aquí.Seremos los pioneros y los primeros en dar este gran paso”, anunciaba Lacava tras los primeros contactos.
Cadaqués, Andorra, en yate por Ibiza en agosto, escapadas a Disney y Nueva York… no se privan
Víctor Valdés, portero del Barça aquel año, viajó a Venezuela para afianzar las relaciones entre el club y el municipio, y un año después, Sandro Rosell, presidente de la entidad, firmaba el acuerdo en Puerto Cabello. Con todo, el club de fútbol del municipio no figura ente las escuelas formativas que el Barça tiene repartidas por medio mundo, desde Japón a República Dominicana. Son 13 en total y ninguna está en Venezuela.
La presencia de la pareja ha soliviantado a algunos venezolanos. El 17 de enero de este año, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar tocó en el Palau de la Música con entradas de hasta 160 euros. Y allí fueron muchos los compatriotas que vieron sorprendidos cómo Lacava y su mujer asistían al concierto, sentados en platea.
Rafael Lacava vive en Puerto Cabello y pasa largas temporadas en Barcelona para estar con su familia, que añora su tierra pese a haberse integrado con los cachorros de la burguesía catalana. Las niñas, Isabella y Adriana, eran destacadas gimnastas allí, y aquí han querido seguir desarrollando sus aptitudes. Ambas (Isabella con más éxito) son miembros de la Federación Catalana de Gimnasia y compiten con el club Les Moreres, de Esplugues. Mientras, Alessandro, el cuarto, además de cursar sus estudios en el St. Peter’s es también futbolista, no con el sobresaliente nivel de su hermano, y juega con el CP Sarriá.
La familia disfruta de la vida pequeñoburguesa de Barcelona, donde frecuentan la vida de veraneos, colegios privados, excursiones a la Costa Brava y a la nieve. Se han relacionado a la perfección y se han asimilado de tal manera que ya son como cualquier familia bien barcelonesa. Cadaqués, Andorra, en yate por Ibiza en agosto, escapar de vez en cuando a Estados Unidos (y visitar Nueva York y Disney World). Las redes sociales son el testigo de este siglo y todo lo cuentan. Incluso la vida padre de la familia Lacava en Barcelona.
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