Vaya nuestro reconocimiento al Profesor Werner Gutiérrez, ex Decano de la Facultad de Agronomía de La Universidad del Zulia por la cruzada que ha emprendido creando conciencia sobre la necesidad de construir un nuevo país agrícola. Sumamos nuestro grano de arena como multiplicadores de tan valiosa propuesta, la cual presentamos a continuación a manera de síntesis, ella incluye un diagnóstico de la situación agroalimentaria y algunos comentarios de mi parte, sólo como complemento.
Venezuela, un país sin soberanía agroalimentaria; paso de importar 1.200 millones de dólares en alimentos en 1998 a 8.000 en el año 2014, hubo años que alcanzó los 10.000 millones de dólares. Hace diez años exportábamos diversos rubros agrícolas y nos autoabastecíamos de maíz blanco, café, arroz, carne, actualmente el país importa el 50 % del maíz blanco, 75 % del maíz amarillo, 30 % del arroz, 60 % del azúcar, 60 % del café, 90 % de las grasas, 90 % de la caraota, 95 % de la harina de soya, 50 % de la carne de vacuno y 60 % de la leche. Siendo el gobierno el mayor terrateniente y latifundista al poseer 5.000.000 hectáreas; tiene bajo su control la capacidad instalada para procesar el 80 % de las torrefactoras de café, 10 de los 16 centrales azucareros, 48 % harina de maíz, el 65 % de atún y sardinas, es el único autorizado para importar leche, con una capacidad instalada del 50 % para la pulverización y pasteurización de leche cruda y el 55 % de arroz; Además la inflación en alimentos en la última década supera los 1700%, sólo de diciembre 2013 a diciembre 2014 fue de 102%.
En los últimos meses el índice de escasez promedio de alimentos está por encima del 40 %. Cualquier maniobra del gobierno: sistema biométrico, la estrategias de compras de un día a la semana y diversos operativos de represión, que de paso no eliminan las colas ni acaban con el bachaqueo y el contrabando de extracción, no resuelven la crisis creada por la caída de la producción interna desde el año 2007, que a su vez se junta con la inseguridad jurídica y personal, la falta de insumos esenciales para el sistema productivo, no disposición de maquinarias y equipos para reponer el parque automotor agrícola y una competencia injusta entre un gobierno que importa alimentos a 6,30 por dólar y los productores que compran a dólar SIMADI.
No hay seguridad agroalimentaria se necesitarían alrededor de 12.000 millones de dólares para importar alimentos y se dispone sólo de 8.000 millones; corrupción y falta de transparencia en los mecanismos de importación, desde Brasil se denuncia que con la exportación de carne bovina a Venezuela, existe un diferencial de hasta 100.000 toros gordos entre la compra ficticia y la real, entre los años 2007 – 2013; se compra leche en polvo a la Argentina por encima de los 5.000 dólares la tonelada, cuando el precio internacional es de 2.600 dólares. Se estima que de cada 8.000 dólares que se destinan a la importación de alimentos, solo ingresan al país, mercancías por un monto de 6.000 millones de dólares.
Si es posible construir un nuevo país agrícola, Venezuela posee alrededor de 30.000.000 de hectáreas con potencial agrícola vegetal, agrícola animal y forestal. Hoy en día solo está en uso el 25 %. El clima nos favorece para producir todo el año, nos podemos autoabastecer en leche, carne, azúcar, maíz amarillo y blanco, café, arroz, aceites, leguminosas, hortalizas, frutas, entre otros. Pero se requiere el diálogo sincero, abierto y transparente entre todos los actores del circuito agroalimentario y el gobierno, corregir las erráticas políticas agrícolas y económicas e incentivar la recuperación del aparato agro productor nacional hoy destruido; cambiar la cultura petrolera de 100 años por otra que refuerce la economía diversificada y el regreso al campo, para romper con el legado de país importador.
Asimismo, se requiere una visión integral en función del desarrollo rural sostenible, es decir calidad de vida, garantías plenas de servicios, de salud, educación, espacios para la cultura y el deporte, seguridad jurídica y personal, condiciones de trabajo dignas para el trabajador agrícola, viviendas de calidad, insumos necesarios (semillas, fertilizantes, fungicidas, insecticidas, herbicidas, repuestos para maquinarias e implementos agrícolas); además, un plan agresivo de incorporación de nuevas tecnologías en el sector agrícola; buen estado de la vialidad agrícola; planes para la reposición del parque de tractores; eliminar los despojos de tierras y empresas agro productoras, entre otras. Este proceso debe ir acompañado por apoyo financiero blando, debidamente supervisado para garantizar resultados exitosos.
Satisfacer la demanda interna de alimentos y conquistar mercados externos, implica incrementar la productividad y la eficiencia agrícola y pecuaria por unidad de superficie; mejorar significativamente el uso del recurso tierra y agua; este nuevo concepto de agricultura, se basa en la innovación, destinada a producir más alimentos de mejor calidad nutricional y sanitaria, empleando la menor cantidad de recursos, generando la menor cantidad de residuos y contaminantes; promover un cambio en la dieta del venezolano que incluya nuevos patrones de consumo, usos alternativos en las fuente de proteínas y carbohidratos, y disminuir la desigualdad, en el acceso a los alimentos; incorporar toda la frontera agrícola disponible, garantizando un bajo costo ambiental; impulsar la agricultura a pequeña escala, que es la principal fuente de alimentos en los países en desarrollo, junto con la promoción de los pequeños agricultores y sus diversas formas asociativas. Lograr ese acometido significaría el primer gran paso de una verdadera revolución en el campo.
DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila