Equilibrio Físico-Emocional: Reconoce el pánico

En la actualidad este término se escucha mucho, casi como en otros tiempos se hablaba del stress. El pánico está asociado al miedo, algo que acompaña al ser humano, es inherente, el miedo también tiene su lado positivo porque nos preserva, nos ayuda en la supervivencia.

Pero cuando el miedo se convierte en nuestro consejero, guía y sale en cualquier situación y actuamos impulsados por él, o por el contrario nos paraliza, es el momento de dar una especial atención. Vivimos aterrorizados creando situaciones terribles, que quizás nunca sucedan, entonces viviremos con agotamiento mental y con un desgaste físico.

Así como el miedo nos protege, también nos preocupan, nos inquieta, nos llena de ansiedad, también nos pueden paralizar e imposibilitar nuestro avance, crecimiento personal y perder una gran oportunidad de aprendizaje que nos brinda cada evento.

El miedo activa una alarma que nos protege y nos lleva a evaluar los peligros a los que estamos expuestos en determinados momentos. Otro tipo de miedo es el que se genera con los rumores, pensamientos negativos generados por comentarios y los cuales son alimentados y llevados a grandes dramas porque nos estimulan los pensamientos y con ello las ideas negativas, y en estos casos lo sugerido es afrontarlos y ver cuán cierto es lo que tenemos en la mente y cuál es la realidad del entorno.

Tipos de miedos

Miedo al fracaso: cometer un error nos da la posibilidad de hacerlo nuevamente de forma diferente, y de esta forma ser más creativo, y llenarnos de experiencias.

Miedo al cambio: el tener que hacerlo diferente te lleva a revisar tus patrones de creencia y de crianza. Afrontar lo desconocido, lo nuevo y tomar lo mejor de ello.

Miedo a perder el control: confiar en ti y en tu entorno, cada quien da lo mejor de sí, y tu delegarás, es otra oportunidad de aprender de los demás.

Miedo al compromiso: es creer que no podrás hacer y responsabilizarte con lo nuevo, es soltar experiencias pasadas y pensar que es otro momento y ahora si podrás, siempre y cuando eso sea lo que deseas.

Miedo a perder la libertad: este miedo tiene que ver con la responsabilidad que sientes te limita, es importante que las decisiones las tomes tu, y sobre todo recuerda que la libertad está dentro de ti, establece tus propios límites hacia a tu entorno y mantén tau paz que es sinónimo de libertad.

Te sugiero que cuando sientas miedo, primero siente tu cuerpo en qué lugar lo está manifestando, respira lentamente y profundo, relájate, suelta tus manos y de ser posible camina y muévete, así cambiarás el escenario. En el caso de no poder moverte entonces evalúa el espacio donde estas, el manejo del entorno te aportará cierta confianza y seguridad. Luego ve si es real o creado, o es el resultado de varios puntos de alguna situación que alguien te contó. Este tiempo de evaluación te permite ir resolviendo y crear.

Crea una imagen diferente a la que te está atemorizando en ese momento, puedes sustituirla por una imagen agradable y concéntrate en bajar la tensión de tu cuerpo. En el caso de ser repetitivo y algunas veces sin motivos en a tú entorno, sino mentalmente, es el momento de buscar ayuda profesional terapéutica, quien podrá apoyarte en la búsqueda de la situación que está anclada en ti y se dispara ante cualquier cosa que te haga perder el control.

DC | Salud | Foto: Web

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