La fiscalía de Düsseldorf ha revelado este jueves que el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló en los Alpes, Andreas Lubitz, buscó por Internet, en los días previos al siniestro, métodos para suicidarse, así como información acerca del cierre de las puertas de la cabina. Según un comunicado emitido por la fiscalía, los investigadores hallaron en casa de Lubitz una tableta. El registro del dispositivo demuestra que quien la utilizó se quiso informar sobre la maneras de suicidarse y que, durante varios minutos, buscó información acerca del funcionamiento de las puertas de las cabinas y sus medidas de seguridad.
Según la fiscalía —que dirige las investigaciones para determinar las causas que ocasionaron la tragedia—, las búsquedas se produjeron entre el 16 y el 23 de marzo. Al día siguiente, el 24 de marzo, el avión se estrelló en los Alpes con 150 personas a bordo, incluyendo a Lubitz. En el comunicado se indica que el copiloto se informó acerca de tratamientos médicos y sobre diferentes modalidades de suicidio y cómo llevarlas a cabo. «Por lo menos durante un día el afectado buscó durante varios minutos detalles sobre la puerta de la cabina y sus mecanismos de seguridad», añade el texto de la fiscalía.
Este dato se conoce el mismo día en que los investigadores han hallado la segunda caja negra del avión de Germanwings, según ha anunciado el fiscal de Marsella, Brice Robin. Se encuentra, en principio, en buen estado. Estaba enterrada y calcinada. «Una gendarme hizo esta mañana el hallazgo en una grieta en una zona que había sido previamente rastreada. Trasladaremos esta segunda caja negra esta tarde a la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), en París, para su análisis», ha dicho Robin. Los investigadores revelaron la semana pasada, gracias a las grabaciones de la primera caja negra, que el copiloto del Airbus A320 tuvo la voluntad de destruir el avión y accionó voluntariamente el descenso de la aeronave. La caja que ha sido encontrada ahora registra los detalles técnicos del vuelo como la posición del avión, la velocidad o la trayectoria.
Robin ha informado de que 150 perfiles genéticos han sido aislados, pero ha insistido en que todavía no se ha podido identificar formalmente por su ADN a las víctimas de la tragedia aérea. «Vamos a comparar los ADN post-mortem recuperados con los ADN ante-mortem aportados por las familias de las víctimas», ha explicado el fiscal de Marsella. Las identificaciones se iniciarán la semana que viene. El fiscal se ha comprometido personalmente a avisar a los familiares en cuanto se haya identificado a las víctimas. Robin no ha concretado la fecha exacta en la que las familias podrán recuperar los cuerpos de sus seres queridos, pero ha apuntado que se tardará entre tres y cinco semanas.
Los gendarmes siguen trabajando en la zona, pero «el grueso del trabajo ha terminado», ha indicado el fiscal. Los investigadores han recuperado 470 piezas de objetos personales, incluidos restos de unos 40 teléfonos móviles.
La caja encontrada en primer lugar es la que graba las conversaciones de cabina, entre los pilotos, de estos con los controladores y los ruidos que los especialistas pueden analizar para dilucidar qué sucedió antes de un accidente. Esa es la caja cuyo contenido desveló que Lubitz, el copiloto de 27 años y con 630 horas de vuelo, aprovechó que el comandante se ausentó de la cabina y le cedió los mandos para accionar deliberadamente el descenso. A las 10.47, el aparato comenzó a perder altura y pasó de 35.000 pies (10.700 metros) a 6.900 pies (1.800 metros) en solo ocho minutos. En ese tiempo, no se emitió ninguna señal de emergencia o may day.
DC | El País