La Juve se reencontró con su ADN para volver al lugar que le corresponde en Europa. El equipo italiano cerró filas en Mónaco para plantear un partido ultradefensivo que le salió a la perfección. Como en sus mejores tiempos, la ‘Vecchia Signora’ demostró fiabilidad ante un Mónaco impotente que no pudo mover el marcador. Un pase a la italiana que permite soñar con el título.
Que Buffon tuviera más trabajo en 180 minutos que Súbasic es un claro síntoma de la Juve que se vio en esta eliminatoria. La Juve que quiso mostrar Allegri, que reforzó esa atención defensiva recuperando el sistema de los tres centrales de la ‘era Conte’ que parecía erradicado en la presente temporada.
Al equipo italiano no pudo salirle el plan mejor ni más cercano a lo que esperaba. Un partido sin goles y sin una sola ocasión clara para marcar. Ni para el Mónaco ni para la Juve. Únicamente un par de errores defensivos en la salida y un efímero agobio al inicio de la segunda mitad hicieron peligrar el planteamiento de la ‘Vecchia Signora’.
Atasco en el Louis II
Inquietar más que peligrar, porque la impotencia ofensiva del Mónaco fue tremenda. Carrasco se ahogó en los ataques estáticos con mínimos espacios y Kondogbia se perdió en lanzamientos lejanos que nunca resultaron ser una amenaza real para Buffon. Ni siquiera la prematura entrada de Berbatov añadió mordiente al ataque de los de Jardim.
Sensaciones al margen, la Juve cumplió y nunca vio peligrar la eliminatoria. Vuelve a ser la Juve que impresiona cuando juega bien y que gana cuando lo hace mál. Y ya está un paso más cerca de la final. Cualquiera se fía ahora la ‘Vecchia Signora’.
DC | Marca