Antojos
Los antojos durante el embarazo son muy misteriosos. Pueden ser una respuesta a deficiencias minerales o un esfuerzo instintivo para protegernos contra la enfermedad. Pero quizás son psicológicos. La evidencia no es concluyente.
Los antojos por ingerir sustancias no alimenticias durante el embarazo reciben el nombre de «pica».
Un tercio de los antojos en estos días no son de alimentos, lo cual sugiere que estos pueden estar relacionados más con la textura y el olor que con el sabor.
Los antojos varían en distintos lugares del mundo: casi ninguna mujer danesa come arcilla o tierra durante el embarazo, pero en partes costeras de Kenia lo hacen un 56% de las mujeres.
En Malawi, si se ve a una mujer comiendo arcilla se asume que está embarazada.
La arcilla destinada a ser consumida se vende también en tiendas de Estados Unidos. No es mala para la salud, salvo por el riesgo de sufrir estreñimiento.
Cómo tener una niña
Hay poca evidencia confiable de que podamos influir sobre el género de los bebés.
Un estudio con 700 mujeres embarazadas concluyó que las mujeres que comen al menos un cuenco de cereales al día tienen una probabilidad 87% mayor de dar a luz a un varón que aquellas que no comen más de uno a la semana.
Las mujeres que dieron a luz a un varón también comieron 400 calorías más al día que las que dieron a luz a una niña, de media. Pero estos resultados han sido muy criticados desde su publicación.
Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.) pensaba que la dieta de la madre y la posición sexual durante la concepción marcaba diferencia.
Anaxágoras, (500 a.C.-428 a.C.) creía que los niños y las niñas provenían de distintos testículos y recomendaban atar el no deseado antes de mantener relaciones sexuales.
Hipócrates (460 a.C.-370 a.C.) tenía una teoría similar: que los fetos masculinos provienen del ovario derecho y los femeninos del izquierdo.
Comer por dos
A pesar de la popular idea de que las mujeres embarazadas deben «comer por dos», las mujeres necesitan pocas calorías extra durante el embarazo.
Las futuras madres no necesitan cambiar su dieta durante los seis primeros meses, e incluso en los últimos tres sólo necesitan 200 calorías extra al día, el equivalente a un pequeño sándwich.
Superfecundación
Aristóteles creía que las liebres podían quedar embarazadas aunque ya lo estuvieran.
Esto causó controversia durante dos milenios, pero finalmente un estudio con liebres europeas marrones realizado por el Instituto Leibniz para la investigación zoológica y de vida silvestre de Berlín y publicado en 2010 en la revista Nature, probó que Aristóteles estaba en lo cierto.
Los machos liebre pueden fecundar a las hembras incluso cuando están muy embarazadas.
El nuevo embrión se desarrolla cuatro días antes de que nazca el primer lebrato.
Dado que el útero está lleno, el nuevo embrión espera en el oviducto hasta que está listo.
Es un truco evolutivo para acortar el tiempo entre las crías y así producir más.
Este procedimiento, conocido como superfetación, ocurre cuando dos óvulos son fecundados durante distintos ciclos menstruales.
Esto sucede con más frecuencia entre liebres, pero también puede suceder (aunque con mucha menos frecuencia) entre tejones, visones americanos, panteras, búfalos y ualabíes de pantano.
Únicamente puede suceder si la ovulación continúa durante el embarazo, algo que no pasa normalmente.
Hay un truco similar llamado superfecundación, que supone que dos óvulos distintos son fecundados durante el mismo ciclo.
Aristóteles también pensaba que era posible en el caso de los humanos, y, a pesar de las burlas que recibió, parece que también tenía razón en esto.
En 2010, una mujer de Arkansas dio a luz a gemelos concebidos con dos semanas de diferencia.
Esto significa que dos bebés que compartan el mismo útero podrían tener distintos padres.
DC – BBC MUNDO – Foto: Web