Ya tiene notoriedad mundial la crisis que vive Venezuela y padecemos los venezolanos. Pero uno de los aspectos de esa crisis que más llama la atención es la reiterada violación de los derechos humanos, sobre todo cuando el gobierno desde las protestas de 2014 arreció la acostumbrada represión contra la disidencia democrática en Venezuela.
Este gobierno desde sus inicios asumió que debía someter y minimizar cualquier rasgo de disidencia, porque el modelo político y social que ellos han tratado de imponer tiene como principio fundamental el control y lo han englobado en la llamada hegemonía que abarca la economía, el sistema político y los medios de comunicación.
Pero en la medida que el modelo ha ido fracasando estrepitosamente, se han visto obligados a tomar medidas para apretar el cerco a la disidencia, ocultar las verdades que les causan daños a su imagen y por supuesto el intento de “judicializar” a todo aquel que piensa distinto, reclama sus derechos y resalta los errores del gobierno.
Lo que poco han tomado en cuenta públicamente, es que todas las violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno a través de sus instituciones, han sido documentadas y denunciadas mundialmente, lo que no sólo ha venido a cambiar la imagen que del gobierno tienen muchos países, sino que además ha conformado un muy grueso expediente internacional por los delitos de lesa humanidad que siguen cometiéndose.
Es impresionante la cantidad de venezolanos que están siendo juzgados por supuestos delitos de instigación al odio y la manifestación violenta, porque de pronto salieron a las calles a protestar pacíficamente porque el gobierno no resuelve sus problemas y sobre todo porque han perdido la esperanza de un futuro digno y próspero en el país que los vio nacer.
En el nombre de la paz, se han cometido muchos excesos, entre ellos la creación de “La Tumba” que es una versión moderna y más terrorífica que “La Rotunda” de Juan Vicente Gómez. “La Tumba” es el mayor símbolo de las violaciones a los derechos humanos, porque ahí han sido depositados, no recluidos, jóvenes que asumieron la resistencia ante lo que ocurre en Venezuela y son sometidos a tratos absolutamente inhumanos. A todos se les ha violado su derecho al debido proceso y la presunción de la inocencia y en eso tiene mucha responsabilidad el Poder Judicial en Venezuela.
La sede del Sebin en El Helicoide es otro centro de violaciones a los derechos humanos, dónde han sido detenidas muchas personas por supuestos delitos contra la paz ciudadana y son sometidos a tratos crueles por el sólo hecho que un “patriota cooperante” los acusó. Ahí está el ejemplo de Rodolfo González, “El Aviador”, quien se quitó la vida ante las arbitrariedades a las que él y los jóvenes detenidos fueron sometidos.
La lista de violaciones a los derechos humanos en Venezuela es larga, pero también es larga la lista de los responsables directos e indirectos de esos delitos. Todo el que hoy se ufana del poder que tiene y cae en esos errores, debe recordar que el poder no es eterno y que los delitos de lesa humanidad no prescriben, o sea que pueden ser juzgados hoy, mañana y siempre.
La crisis que padecemos los venezolanos tiene solución, pero eso pasa por asumir nuestros deberes como ciudadanos activos y participativos. Hoy vemos como el poder es usado para avasallar y atropellar, más no para solucionar los problemas que agobian al pueblo. Aún podemos revertir todo eso y comenzar a reconstruir al país. En tus manos está el comienzo de la solución: actívate y participa. El futuro aún está en Venezuela.
DC / Abog. Pablo Pérez Alvarez / Ex Gobernador del Zulia / @PabloPerezOf