Lionel Messi admitió que la temporada pasada vivió «un año complicado por lo que pasaba fuera del campo», por sus lesiones y por su rendimiento, pero asegura que este año empezó «de otra manera» y, ahora, se siente «muy bien».
En una entrevista que publica la página web del FC Barcelona, Messi asegura que se siente «feliz» después de admitir que firmó la campaña pasada «una temporada irregular». «Estuve mucho tiempo fuera por culpa de las lesiones y me perdí muchos partidos. Cuando volví a los terrenos de juego nunca acabé de encontrarme bien. Fue un año que he intentado olvidar rápido para recuperar mi mejor versión gracias a la alegría, el trabajo y el esfuerzo, como he hecho siempre, y, por suerte, ahora me encuentro muy bien», explicó.
Cree que de esa experiencia negativa trajo consecuencias positivas. «Pasa en la vida y dentro del terreno de juego. Uno va creciendo y aprendiendo, va mejorando cosas y sí que saqué muchas cosas positivas, a pesar de haber sido un año deportivamente malo», indicó.
Asegura que se siente satisfecho de todos los goles marcados, pero que le hace especial ilusión un triplete marcado ante el Real Madrid (2007).
«Fue muy especial para mí hacer tres goles, era la primera vez, y porque en ese momento ese punto hacía que siguiéramos manteniendo la ventaja. Aunque al final perdiéramos la Liga, en ese momento fue importante. Y también por lo que significa hacer un gol al Madrid», explicó.
Recuerda que la felicitación que le hizo más ilusión que recibió después de marcar su primer triplete contra el Real Madrid provino de Raúl González: «Cuando se terminó -el partido- vino Raúl y me felicitó. Me dijo unas palabras, y en ese momento para mí fue muy bonito, por lo que significaba Raúl».
El astro argentino admite que el nacimiento de su hijo Thiago le ha cambiado «en todo», tanto en el pensamiento -«primero está él y después, todo lo demás»- como en la forma de ver un partido. «Antes perdía o hacía algo mal y no hablaba con nadie durante tres o cuatro días hasta que me pasaba la locura. Ahora pierdo un partido, y llego a casa y veo a mi hijo y se me pasa todo. La rabia sigue por dentro, pero verlo a él me lo cambia todo. Ser padre me ha ayudado a crecer. Me ha ayudado a no volverme loco por el fútbol y a pensar que hay otras cosas en la vida, también», dijo.
DC | EFE