Hay dos cosas importantes, la primera de ellas es que el pueblo no puede acostumbrarse a este desastre causado por efecto directo del gobierno de Nicolás Maduro y la segunda, es que tampoco podemos permitirnos el ser derrotado por la desesperanza. Maduro intenta con decisiones fraudulentas a través del CNE, fracturar la esperanza y así dejar de insistir en el cambio. Por ello es vital que los factores opositores sacudan al pueblo, le inyecten esperanza y creen una relación basada en la confianza.
La estrategia del gobierno es el adormecernos, someternos, debilitarnos y de esta manera tan sencilla nos «enseñan» -obligan- a no tener esperanza, a creer que el único destino es el de lo oscuro y el inevitable caos, pero Maduro se equivoca, porque en todo caso esa desesperanza que rodea al pueblo, podría ser el detonante y la máquina demoledora que haga la gran diferencia en los próximos comicios.
A toda costa tratan que la generación actual aprenda desde muy temprano a no luchar por aquello en lo creen, por eso que «candelita que se prenda, candelita que apagamos». Lo triste es que de nuestro lado democrático muchos líderes, incluso sin darse cuenta, empujan a sus seguidores a perder las esperanzas porque los convencen que no pueden hacer nada para mejorar su entorno y los vuelven seres pasivos o autómatas que aunque respiren parecen no estar vivos.
La piedra angular del liderazgo actual es, sin duda alguna, la comunicación, dado que un líder que no sepa comunicar es un simple jefe, pero un jefe que sabe comunicar es un gran líder, siendo a través de su discurso cargado de pasión y sentimiento que logren una verdadera motivación, evitando situaciones como la actual que se presenta en nuestra juventud. Me opongo abiertamente al éxodo de nuestros jóvenes talentosos porque esa no es la solución. Allí radica el éxito del gobierno socialista, el convencerlos que fuera del país es donde hay futuro, porque es ese el fin tácito de las macabras y desesperanzadoras políticas de Maduro.
Los padres debemos enseñar a nuestros hijos a querer a Venezuela, a soñar con grandes cosas pero en nuestra patria porque la pelea es aquí y ahora. Nuestros líderes de la MUD tiene la misión de motivar a las personas a luchar, a aferrarnos a la creencia que si se puede cambiar y si se puede ser mejor, sólo se tiene que estar convencido de dar el paso, no existe tal cosa como el fracaso, en razón de que lo existente es el aprendizaje (que nos dejan los errores), que la innovación es necesaria porque quien no innova se inmola.
Si no somos distintos, seremos extintos y permitir que el gobierno nos condicione a la mediocridad es hacerle su juego. Luchemos cada día por ser mejor, por dar más de lo que de ti esperan. La calidad es producto del trabajo y la diferencia es marcada por las pequeñas cosas que hacemos cada día.
¿Desesperanza ó indefensión ante este gobierno socialista del siglo XXI?, sin importar que sea, es una realidad el hecho que debemos sacudirnos y atreverse porque, en definitiva, todos somos libres, pero la libertad si no se defiende, se pierde.
DC / Joaquin Chaparro O / Ex Concejal / joaquinsegundo56@gmail.com / @joaquinchaparro