El presidente de Cuba, Raúl Castro, hizo gala de su capacidad oratoria, desplegó labia y salpicó su esperado discurso ante los jefes de Estado del continente con chisposos comentarios que arrancaron carcajadas y aplausos en la sala donde se celebra la reunión de mandatarios.
La primera frase de Castro, que pronunció con una media sonrisa en la cara, fue concisa y directa al grano y provocó la primera gran ovación del público. «Ya era hora de que yo hablara aquí a nombre de Cuba», dijo sonriente el octogenario presidente en cuanto tomó la palabra.
Consciente de que iba a escribir un nuevo capítulo en la historia mundial al sentarse por primera vez en más de 50 años en la misma mesa que Estados Unidos, Castro advirtió al público de que le había pedido permiso al presidente anfitrión, el panameño Juan Carlos Varela, para extender su intervención.
«Me pidieron que hablara solo ocho minutos pero, como me deben los (minutos) de las últimas seis cumbres, seis por ocho: 48 (minutos)», comentó jocoso el presidente cubano. Segundas carcajadas.
Castro, que intervino un poco más 40 minutos de manera pausada pero vehemente, lo dijo casi todo de memoria, aunque en varias ocasiones tuvo que apoyarse en el papel para no perder el hilo y recurrir a un asesor, sentado justo a su lado, para que le soplase algún dato o le recordase alguna fecha.
El cubano, de 83 años, quiso dar una clase de historia y defendió la Revolución con pasión adolescente, como si los años no hubiesen pasado por él, aunque en un momento de su intervención se dio cuenta de su fogosidad y le pidió «perdón» al mandatario estadounidense.
«Le pido disculpas al presidente (Barack) Obama por expresarme así. La pasión se me sale por los poros. Él no tiene responsabilidad ninguna», apuntó. Tercera ronda de carcajadas.
La frase
Los periodistas, agolpados delante de una enorme pantalla en la sala de prensa del centro de convenciones donde tiene lugar la reunión, tecleaban y tuiteaban sin parar. Las redes sociales ardían y los teléfonos no paraban de sonar.
«Les aviso que voy por la mitad del discurso, si les interesa continúo, si no paro…», advirtió el presidente cubano cuando ya llevaba hablando más de 20 minutos.
Castro se refirió al presidente estadounidense en infinidad de veces, le eximió de la responsabilidad de la política contra la isla llevada a cabo por los «10 presidentes» estadounidenses anteriores, le calificó de «honesto» e incluso soltó alguna que otra confesión.
«Según mi opinión el presidente Obama es un hombre honesto. Estas palabras (sobre Obama) las medité mucho. Si decirlas o no. Las puse y las quité. Y al final las dejo. Y estoy satisfecho», reconoció el cubano, que una vez más volvió a provocar las risas del público.
Tras casi una hora hablando y después de haber soltado varias perlas chisposas, el octogenario presidente pidió «perdón por el tiempo robado» y puso fin a una intervención que pasará a los anales de la historia.
DC | EFE | Foto: Web