Raúl Parra (@RaulParraT): ¿Eres indolente?

[SORDERA] A la persona indolente y controladora le cuesta concentrarse en algo que no sea ella misma. Es sorda a las necesidades ajenas.

 

Luisa consideraba que tenía un buen matrimonio con Jorge. Él mantenía económicamente bien a la familia, era un devoto activo en su iglesia y un buen padre; pero en la relación no había lugar para las necesidades de Luisa. En una ocasión conversando en su habitación, ella comenzó a vaciar sus temores con respecto a la crianza de los niños y sus sentimientos de impericia en el trabajo. Sin previo aviso, Jorge la miró y le espetó: Si no te gusta cómo te sientes, cambia tus sentimientos Luisa; la vida es dura, así que… ¡Arréglatelas! Luisa quedó desconsolada por ese desaire. Si bien no le era fácil expresar sus penas a alguien, mucho más difícil era hacerlo con una persona tan fría como Jorge.

 

¿Es este un problema de límites?

 

¿No se trata de mera insensibilidad?  En parte sí, pero no es así de simple. Los límites son una manera de describir nuestro campo de responsabilidad: De qué somos responsables y de qué no. Si bien tú no eres responsable de los sentimientos, actitudes y conductas de los demás, sí tienes determinadas responsabilidades hacia los demás. Jorge no solo es responsable de mantener la familia y ser padre de sus hijos, sino también de ser un esposo afectuoso con Luisa. Él no es responsable de su bienestar emocional, pero es responsable hacia ella. Establecer lazos emocionales con su esposa, es parte de amarla como a sí mismo. (1)

 

El indolente no entiende que es responsable de amar y está tan absorto en sus propios deseos y necesidades que excluye a los demás (una forma de narcisismo). Manifiesta un patrón contrario al que exhorta el sabio Salomón cuando dijo: No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. (2)

 

Piensa en esto

 

Si gozas de los recursos y la disponibilidad eres responsable de ayudar, dentro de ciertos límites, a las personas que Dios ha colocado en tu vida. Rehusarte a hacerlo cuando cuentas con los recursos adecuados es un problema de límites. El doctor Pablo dijo: Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. (3) Dios quiere que nos cuidemos nosotros primero (y así, no entrar en crisis) para que podamos ayudar a otros.

 

Pero a la persona indolente y controladora le cuesta concentrarse en algo que no sea ella misma. Piensa que sus conflictos son responsabilidad de otros y está a la búsqueda de alguien que se encargue de ellos. De hecho, un viejo chiste sobre las relaciones pregunta: ¿Qué pasa cuando una persona rescatadora y permisiva conoce a una persona controladora e insensible? Respuesta: ¡Se casan! Espero que este no sea tu caso.

 

Efesios 5:28-29 ; Proverbios 3:27 (NVI) ; Filipenses 2:4 (NVI)

 

DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT

 

 

 

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