El excanciller uruguayo Luis Almagro asumió su cargo de Secretario General de la OEA y prometió «más derechos para más gente» en su toma de posesión para el cargo que ocupará los próximos cinco años.
«Mi administración hará del lema ‘Más derechos para más gente’ su motivo de existencia, porque el hemisferio está harto de exclusión, de derechos políticos, económicos o sociales para algunos pero no para todos, está cansado de racismo, de persecución, de prejuicios y antagonismos estériles», afirmó en su discurso de asunción pronunciado en la sede del organismo en Washington.
Almagro asumió sus nuevas funciones en relevo del chileno José Miguel Insulza, durante una reunión protocolaria del Consejo Permanente ante los embajadores y representantes de los 34 países miembros activos de la institución.
Estados Unidos estuvo representado por la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, y el consejero del Departamento de Estado, Thomas Shannon.
El nuevo secretario general, que ya ha anunciado que no optará a la reelección, se comprometió a reflotar a la OEA y convertirla en un ente «más cercano, más eficiente, menos burocrático y que contribuya a la resolución de los problemas del hemisferio y sus ciudadanos».
«Juntos, en la diversidad, con respeto, tolerancia y diálogo, podemos asegurar más derechos para más americanos», añadió.
El veterano diplomático de izquierdas llega a la OEA dispuesto a recoger las peticiones de cambio y cumplir sus objetivos de renovar el organismo, superar divisiones internas y reintegrar a Cuba.
Sobre Luis Almagro
Con 51 años y tres continentes a sus espaldas, viene a la OEA con el apoyo de José Pepe Mujica
A Almagro, al que de joven le costó pasar del campo a la ciudad, la vida le ha llevado a lugares tan distantes de su Cerro Chato (Paysandú) natal como París, Irán, Alemania, China y, ahora, la capital estadounidense.
Su gestión al frente de la política exterior uruguaya le valió el reconocimiento internacional y el año pasado fue nombrado junto a Mujica uno de los 100 «pensadores globales» de la revista «Foreign Policy» por demostrar que «siempre hay un lugar para los refugiados» al acoger familias que huyeron del conflicto en Siria.
Su labor como canciller de Mujica también le granjeó simpatías en la Casa Blanca, con la que colaboró estrechamente para acoger como refugiados a presos del penal de Guantánamo (Cuba), cuyo cierre es vital para el legado del presidente de EE.UU., Barack Obama.
«Almagro llega a la OEA con un gran consenso», aseguran todas las fuentes diplomáticas, con la esperanza de que traslade al organismo las buenas relaciones que Uruguay ha sabido labrarse en el continente.
Almagro habla todas las lenguas oficiales de la OEA salvo el portugués (inglés, francés y español), además de alemán y del chino mandarín, idioma en el que llegó a defenderse en su tiempo como embajador.
«Hola, soy Luis Almagro Lemes, para servirle a usted, al Partido Nacional y al Club Nacional de Fútbol», le enseñó a decir su padre desde pequeño, una promesa que rompió cuando dejó esa formación política por el Frente Amplio, el bloque de izquierdas gobernante en Uruguay desde 2005.
Sí mantiene intacta su afición al fútbol y al Nacional, uno de los equipos más importantes de Uruguay, aunque confiesa que sus años como canciller y sus continuos viajes le han convertido en un «exdeportista».
DC | 2001