Los regímenes comunistas en el mundo llevan a sus pueblos al “bachaqueo”, producto del sometimiento y controles destructores de la economía. El bachaqueo es hijo legítimo y directo de la perversión de los regímenes rojos. El bachaco mayor es rojo, y rojos son los bachacos grandes del cogollo. Los bachaquitos del menudeo son de diferentes colores, así como las víctimas tenemos la policromía del pueblo. Pretender echar la culpa del desabastecimiento y la especulación a los bachaquitos, y responsabilizarlos del bachaqueo es otra maniobra del nefasto y corrupto régimen decadente de Nicolás y su combo.
El bachaco u hormiga culona traslada alimentos de un lado a otro, haciéndolo de manera decidida y rápida. La similitud de lo que ocurre con los que trasladan alimentos subsidiados para aprovecharse de los recursos del Estado en beneficio personal, convirtiéndose en especuladores, es lo que lleva a llamarlos bachacos o bachaqueros.
Los verdaderos bachaqueros se encuentran en el rango de ministro y otros altos funcionarios del gobierno, hasta sus aliados boliburgueses que desvían cargamentos completos de alimentos o productos subsidiados, bien para pasarlos a Colombia sin que los guardias nacionales vean u oigan, o bien para colocarlos en el mercado interno del país, a través de los bachaquitos, obteniendo enormes ganancias en detrimento del pueblo. Es a esos vagabundos a quienes hay que perseguir y sancionar, a ministros, altos enchufados y oficiales de la Fuerza Armada, particularmente de la Guardia Nacional, a jefes policiales y a boliburgueses. Hacia ellos no mira la justicia venezolana, por ahora, a ellos se dirigirá el peso del Estado en cuanto recuperemos el Estado de Derecho y Venezuela transite el sendero del progreso.
También existe el bachaqueo pequeño. El bachaco que hace colas de largas horas es apenas una pieza diminuta de un amplio sistema, en el cual bachaqueros de mayor dimensión suministran dinero a los bachaquitos para que adquieran los productos, y ellos mismos suelen recomprarlos para montarlos en el camino oscuro de la ilegal venta de bienes regulados a precio especulativo.
Por razones vinculadas a mis actividades de parlamentario durante 20 años, visité Cuba en no menos de diez oportunidades y tuve ocasión de estar varias veces en la entonces Unión Soviética y en numerosos países ubicados tras llamada Cortina de Hierro, países como Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría. Recuerdo males y perversidades económicas y sociales que hoy veo -por desgracia y con profundo dolor- reflejados en la economía y vida social venezolana. Lo primero con que tropezaba un visitante o turista en país comunista era el cambio negro de dinero, donde el extranjero obtenía cualquier cantidad de unidades de la moneda local por unos pocos dólares; o donde pedían comprarte la ropa, zapatos y prendas que pudieras llevar encima, siguiéndote hasta el hotel para quedarse con tu vestimenta pagada, preferentemente, en moneda local. Igualmente te compraban perfumes, relojes, zapatos, correas o todo lo que un turista suele llevar en su maleta, e incluso la propia maleta. ¿Causa de tal desgracia?: la política económica comunista y los controles absurdos a los productores y comerciantes, es eso lo que genera escasez, inflación y oscuros mercados paralelos. Hoy en Venezuela estamos viviendo lo que otros países sometidos a un socialismo irracional tuvieron, han tenido o tienen que padecer. ¿La salida?: sacudirnos esta pesadilla y pasar la página, tomar las medidas racionales que las propias normas de la economía aconsejan.
Con estupor hemos conocido que en medio de la actual desocupación de los venezolanos y del creciente desempleo, hay un oficio que se incrementa a gran velocidad, el de bachaquero, siendo el bachaqueo la actividad económica más floreciente en el país, la cual crece al margen de la ley y con la protección del gobierno, en beneficio de boliburgueses y altos funcionarios que se enriquecen groseramente con el hambre del pueblo, con los alimentos de los venezolanos y los remedios que deberían protegernos. El bachaco es rojo.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano