El equipo de filmación de Diego Rísquez se trasladó ayer a una frontera ficticia con Colombia, y en una trilla tupida se reconstruyó lo que la historia contó de Felipe Pirela: El cantante huyó por las trochas en un intento por mantener su carrera en el extranjero, luego de pesar sobre él una demanda de divorcio y una prohibición de salida del país.
Se rodó en el Jardín Botánico de Maracaibo, un espacio que permitió todas las condiciones para imprimir realismo a la escena. La vegetación, la luz, el sonido de ambiente y un impecable Cadillac negro a toda velocidad cambiarán radicalmente al Felipe Pirela, aclamado y exitoso, por un cantante venido a menos que huye de su tierra perseguido por la tragedia. La jornada fue la despedida de Jesús “Chino” Miranda, quien lloró al grito de “¡Hecho!”. Abrazos y aplausos rompieron el silencio ya caída la noche.
Culminaban nueve semanas de trabajo, un desafío mayúsculo por tratarse de su ópera prima como actor de cine, y por dar vida a la figura del Bolerista de América. “Lo despedimos con aplausos, terminamos en Maracaibo todo este gran proyecto”, expresó Emiliano Faría, productor local y guionista de la cinta basada en el libro Felipe Pirela, su vida, del periodista Eduardo Fernández.
Para este viernes, solo faltaba por grabar una escena de infancia, junto al niño Dylan Pérez.
“Chino” compartió escena con Manuel Chacín “Cuchita”, antiguo representante de espectáculos zuliano y quien ayudó a Felipe Pirela a escapar por la frontera en la vida real.
“Chino” Miranda grabó escenas de acción en el Jardín Botánico este jueves.
Fuente: DC|Panorama