El papa Francisco recibirá el próximo domingo en el Vaticano al presidente cubano Raúl Castro, indicó este martes el portavoz de la Santa Sede.
El Papa recibirá a Castro en la mañana del domingo y la entrevista será «estrictamente privada», precisó Federico Lombardi en un comunicado, mencionó AFP.
El Vaticano ya había anunciado a mediados de abril que el papa argentino Jorge Mario Bergoglio hará una etapa en Cuba en septiembre, antes de viajar a Estados Unidos.
Se trata del primer viaje a este país del pontífice, quien ha desempeñado un importante papel en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, que están dando pasos para mejorar sus relaciones tras décadas de conflicto.
La anunciada entrevista de Castro y el papa Francisco en el Vaticano el próximo domingo 10 de mayo será la segunda visita de un Castro a la Santa Sede tras la efectuada por Fidel en noviembre de 1996, agregó Efe.
La visita comunicada este martes por la Santa Sede significa un nuevo paso en la mejora de las relaciones bilaterales.
Los contactos entre la Iglesia católica y el Estado cubano han pasado por momentos de crisis, desencuentros, altibajos y tensiones desde los primeros años de la revolución encabezada por Fidel Castro, pero nunca se interrumpieron.
La Santa Sede y Cuba mantienen relaciones diplomáticas desde el 7 de junio de 1935, aunque desde 1898 había en la isla representantes pontificios aunque sin carácter diplomático.
El 26 de septiembre de 1935, el papa Pío XII creó ad perpetuam rei memoriam (para recuerdo perpetuo) la Nunciatura Apostólica y nombró a Giorgio Giuseppe Caruana, primer nuncio, «embajador» del vaticano en Cuba.
Durante la revolución hubo deterioro y alejamiento entre ambos estados.
La etapa más difícil se inauguró al comienzo del castrismo, al declararse el carácter marxista-leninista de la revolución y ciertos sectores de la jerarquía y el clero católicos, vinculados al poder político, precastrista, anticomunista y preconciliar, reaccionaron contra el nuevo régimen.
En 1961, las tensiones se agravaron con la expulsión de los primeros 131 sacerdotes a bordo del buque español Covadonga y la salida posterior de 470 «por voluntad propia».
En 1963, de 800 sacerdotes católicos censados solo quedaron en activo unos 200.
Descendieron también las órdenes religiosas, se suprimió la festividad de la Navidad, se intervinieron colegios católicos y, sin llegar a la opresión de los regímenes comunistas europeos, la Iglesia en Cuba sufrió cortapisas y obstáculos.
En 1986 se celebró el I Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), que marcó un nuevo rumbo en las relaciones y fue el fundamento del nuevo plan pastoral adaptado a la nueva realidad social.
Se sucedieron las visitas de autoridades vaticanas a Cuba, entre ellas el cardenal vasco francés Roger Etchegaray, presidente de «Justicia y Paz» y enviado personal de Juan Pablo II.
El Partido Comunista cubano aprobó en 1991 la entrada de católicos en sus filas y, en los años siguientes, en que el país adoptó medidas -«periodo especial»- para superar la crisis que siguió al derrumbe del telón de acero, se sentaron las bases de un nuevo acercamiento.
Todo ello propició el histórico viaje de Juan Pablo II a la mayor de las Antillas en 1998, el primero de un Papa a Cuba y del que quedó su famoso mensaje «que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba».
Ese viaje, no obstante, estuvo precedido del primer encuentro entre Fidel Castro y Juan Pablo II (el polaco Karol Wojtyla) en un histórico «mano a mano» en el Vaticano en noviembre de 1996.
Tras la histórica visita del Papa se inició el conocido periodo de «una lenta, pero progresiva mejoría».
Se levantó la prohibición de las procesiones públicas, se retomó la Navidad como fiesta oficial, se autorizó el ingreso de sacerdotes y religiosas a la isla y en 2010 se inauguró en La Habana el primer seminario en 50 años.
2010 fue el año de las relaciones más distendidas, sobre todo a raíz del proceso iniciado el 19 de mayo con la mediación de la Iglesia y el gobierno de Raúl Castro, que culminó con las excarcelaciones de los presos políticos cubanos del Grupo de los 75, proceso que apoyó el Gobierno de España y finalizó a comienzos de 2011.
Un año después, Benedicto XVI (el alemán Jpseph Ratzinger) era el segundo pontífice que viajaba a Cuba y lo hacía como «peregrino de la Caridad», nombre de la patrona del país.
Ratzinger dejó mensajes en defensa de las libertades, reclamó más espacios para su Iglesia y criticó el bloqueo de Estados Unidos.
Tras este viaje, interpretado como un nuevo paso de distensión en las relaciones, el gobierno cubano restituyó y decretó festivo la conmemoración católica del Viernes Santo.
En la actualidad, las relaciones son propicias y cordiales. Prueba de ello es la visita del papa Francisco a Cuba en septiembre próximo y sobre todo, tras su intervención personal en el acercamiento entre las autoridades de la isla y EEUU.
Según datos del Arzobispado de La Habana, un 60% de la población cubana es católica; hay unos 650 templos, 340 sacerdotes y unas 600 religiosas.
DC | Agencia