Isolux Corsán mantendrá su alianza con las constructoras China Railway First Group (CRFG) y China Harbour Engineering Company (CHEC) para pujar por la Línea 2 del Metro de Panamá en el caso de que las autoridades del país decidan anular la adjudicación al consorcio formado por FCC y la brasileña Odebrecht, según señalan fuentes del sector.
La Dirección General de Contrataciones Públicas de Panamá está analizando los argumentos y pruebas presentados la semana pasada por el consorcio Panametro, integrado por las firmas chinas y Corsán-Corviam, en su reclamación ante Metro de Panamá. Previsiblemente emitirá su veredicto esta semana, que se debate entre suspender el contrato y reabrir el proceso o rechazar la reclamación y dar por buena la adjudicación a FCC y Odebrecht, en cuyo caso aún cabría recurso.
Isolux Corsán informó el sábado pasado de que había desaconsejado a las dos empresas chinas, con una participación mayoritaria en el consorcio, la impugnación del contrato. CRFG y CHEC consideran que la oferta vencedora presenta «incumplimientos con respecto a lo solicitado en las bases» de la licitación. A pesar de ello, Isolux, con una participación minoritaria de alrededor del 10%, seguirá en el consorcio junto con las firmas chinas si se renueva el proceso.
Comité de evaluación
De un lado, arguyen que en el comité de evaluación de la propuesta técnica participaron el rector de la Universidad Tecnológica de panamá, Óscar Ramírez, y el ingeniero Agustín Arias, de la secretaría del Metro. Ambos, según denuncian las constructoras chinas, trabajaron como consultores para Odebrecht -entre 2009 y 2012- y FCC -2009-, respectivamente.
Pero, además, la reclamación incide en que desviaciones en la solución financiera aportada por el consorcio ganador. FCC y Odebrecht fijaron un precio de 1.683 millones de euros, frente 1.512 millones de Panametro. Una diferencia de casi 190 millones que, sin embargo, no propició una mejor puntuación para la UTE hispano-china. Fuentes conocedoras del proceso explican que los asesores del proyecto establecieron un precio que, sin embargo, fue rechazado por las constructoras chinas, proclives a rebajar hasta el límite los precios. Las mismas fuentes inciden en que esta decisión fue contraproducente, ya que con un presupuesto más elevado habrían obtenido una mejor puntuación en la parte económica.
Fuente: DC| Agencia