Un hombre, cuyo socio de negocios tendía a ser irresponsable, estaba considerando asumir algunas cargas que le correspondían al socio porque pensaba que reclamarle lo haría sentir mal… estaba bloqueado y no era capaz de ver la diferencia entre lastimar y perjudicar. O que hablarle le podría doler, pero no lo perjudicaría ¡Incluso, quizás hasta lo ayudaría!…
Lastimar y perjudicar son dos cosas distintas. ¿Alguna vez has ido al odontólogo? …Seguro que sí, ¿te dolió cuando el dentista utilizó el taladro para arreglarte la caries? …innegable, ¿te perjudicó? …no, al revés, a la final te hizo sentir mejor; por otro lado, ¿te dolió comer el azúcar que te produjo la caries? …seguro que no, te supo bien, pero, ¿te perjudicó? …definitivamente. Cuando se trata de fijar límites comprender esta diferencia es vital: algunas cosas te pueden lastimar pero no te perjudican… es más, hasta pueden hacerte bien; y hay otras cosas que parecen buenas, pero pueden ser muy perjudiciales.
Es necesario que evalúes las consecuencias de colocar límites de tal manera que, si alguien reacciona con dolor o enojo, siempre estés en la capacidad de fijarlos… aunque siendo empático. De hecho, si el hombre del relato inicial no le manifiesta su enojo al socio, con respeto, algo peor pasaría: el resentimiento y el odio le invadirían. Jesús se refiere a esto como “la puerta estrecha”: siempre será más fácil pasar por “la puerta ancha”, sin fijar límites donde son necesarios, pero el resultado siempre será destrucción. Poner límites es difícil porque requiere determinación y enfrentamiento y algún ser querido puede sentirse agraviado. Es difícil porque requiere evaluar el dolor causado por tus decisiones y sentir empatía: un hijo que suele pasar las Navidades con su mamá, puede decidir un año no hacerlo, sino efectuar un viaje o elegir otro plan y su mamá entristecerse y desilusionarse, pero ella puede decidir que no hará cambiar de opinión al hijo ni se derrumbará por esto. Este pudiera responder afectivamente al dolor de la madre y decirle: Mamá, a mí también me siente que no podamos pasarla juntos, pero te visitaré tan pronto como pueda. Si esta madre respeta la libertad de elección del hijo, diría algo así: estoy muy desilusionada porque no vendrás para Navidad, pero espero que disfrutes al máximo. Y se haría cargo de su desilusión.
Piensa en esto
Causas dolor cuando eliges lo que a otros no les gusta, pero también lo causas cuando eres sincero con otros sobre cómo te sientes o al enfrentar a las personas cuando están equivocadas. Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad,… (1) Como el hierro afila al hierro, necesitamos confrontación y verdad de otros para crecer. A nadie le gusta oír cosas negativas sobre su persona pero, a la larga, puede ser beneficioso. La ley de la evaluación nos enseña a justipreciar el dolor positivamente.
Efesios 4:25a (NVI)
DC / Raúl Parra / rlpt10@yahoo.es / @RaulParraT