El venezolano llegó a 26 victorias por la vía rápida.
Jorge Linares tenía ayer todo en contra. El pelear en Londres, en el O2 Arena, contra un rival inglés que sería arropado por su afición, y para colmo, en medio de la pelea las vicisitudes le hicieron las cosas más cuesta arriba.
Pero al final, su inteligencia y la pegada terrible de su puño derecho, le valieron para salvar lo que en algún momento en su defensa del título mundial ligero del Consejo Mundial de Boxeo, parecía imposible.
El barinés noqueó en el décimo asalto al local Kevin Mitchell, para retener su cetro del CMB, en el día en el que nació su hija Chloe en Las Vegas.
«Le dedico esta victoria a mi hija, que acaba de nacer. A mi esposa, y a todos esos fanáticos que me apoyaron siempre. Muchas gracias a todos por el apoyo», trinó el púgil venezolano desde su cuenta de Twitter, un par de horas después de haberse repuesto a una caída en el quinto asalto con un golpe terrible del boxeador inglés, que parecía ponerle el panorama completamente cuesta arriba al venezolano.
Pero Linares tuvo aplomo y paciencia. Comenzó a aporrear progresivamente el ojo izquierdo de Mitchell, quien llegó al octavo asalto sangrando profusamente por una cortada en su arco superciliar izquierdo, y con la cara visiblemente hinchada del maltrato aplicado por el llanero.
El barinés aprovechó la circunstancia y comenzó a combinar su izquierda y su derecha ante la poca visibilidad del inglés, quien había perdido ya en dos ocasiones peleas de campeonato en su carrera.
En ese instante, comenzó a vivir un calvario del que no pudo reponerse.
El referee Victor Louhglin al ver que Mitchell no podía detener la andanada de golpes del venezolano en el décimo asalto, decidió que había sido suficiente el castigo para el inglés, decretando el final de la pelea por nocaut y una nueva defensa exitosa para Linares, quien deja su foja en 39 victorias (26 de ellas por la vía rápida) y tres derrotas.
DC – Agencias