Este régimen, en sus dieciséis años crecientemente nefastos, no ha hecho sino recortar y recortar el disfrute de nuestros derechos y la calidad de vida de los venezolanos. Recorta de a poquito y de manera constante, mientras la mayoría de nosotros nos vamos ajustando a las recortaditas que, lentas y seguras, nos llevan al sometimiento total. Percibir la realidad que nos indigna no es suficiente, tenemos que reaccionar antes de que estemos tan plenamente sometidos, que ya no podamos librarnos, como lo logró Fidel con los cubanos, humillándolos y sometiéndolos desde hace ya 56 años. Es la hora, no le demos más cuerdita. La salida pasa por la unidad de la oposición y por la transformación de la oposición en alternativa democrática.
Un ejemplo puede definir bien lo que han sido las recortaditas del régimen opresor y controlador de todas nuestras actividades. Cuando el régimen estableció el control de cambio -uno de los primeros pasos para controlar la economía- nos limitó el gasto de nuestro dinero en el exterior, fue entonces cuando estableció que solo podíamos gastar con tarjeta de crédito hasta cinco mil dólares y por internet hasta tres mil. Eso hoy parece un sueño, ocho mil dólares por persona, un “bello sueño” que podría satisfacer nuestras esperanzas, si olvidamos que, como cualquier pueblo libre y democrático, tenemos derecho a hacer uso de nuestro dinero como nos venga en gana. Las recortaditas siguieron, hoy nos dan una mísera cantidad de dólares que no alcanzan para nada, y seguramente que de no reaccionar llegará a cero. Adicionalmente, limitan nuestras salidas al exterior con pasajes aéreos que están por las nubes.
Hace unos meses era impensable que nos impusieran y nos caláramos una tarjeta de racionamiento a la cubana, pues bien, lo han logrado Nicolás y sus hambreadores ministros, bajo las orientaciones de los Castro. Para someternos y para estimular la salida de quienes puedan hacerlo, el gobierno propició la escasez, todo escasea menos la corrupción. La escasez fue buena escusa para establecer días de compra controlados por el último dígito de nuestras cédulas de identidad, medida complementada con las ya anunciadas captahuellas en todos los abastos, y debidamente concatenadas. A la callada, recortadita tras recortadita, nos impusieron la tarjeta de racionamiento, que en Cuba es libreta de papel, y aquí es cuaderno electrónico. Otra recortadita más.
La libertad de expresión e información nos la han recortado en tales términos que ya no queda canal televisivo nacional independiente, han sido silenciados, unos sacados del aire y otros comprados a sus dueños, convirtiendo esas televisoras en voceras del oficialismo. Por último hay televisoras de tal manera “autocensuradas” que dan vergüenza y dejan sin espacios a la alternativa democrática. Recortadita a recortadita han hecho lo mismo con las emisoras de radio y con los periódicos.
Nos han recortado la vida, no solo porque miles y miles de los nuestros mueren cada año a manos de hampa, sino porque vivir con la angustia de que podemos ser asesinados o de que nuestros hijos no lleguen a casa, no es vida. Nos recortan el derecho al disfrute, al esparcimiento en la calle y sitios públicos, y nos limitan a estar encerrados.
Las recortaditas a la vida se miden también por la calidad de la salud pública, de los hospitales, de las medicinas, de los servicios elementales como agua y luz, en definitiva por la pérdida de calidad de vida. Hoy estamos entre los últimos países del Continente, convertido en tierra de emigrantes en búsqueda de oxígeno para los hijos y para nosotros mismos.
No debemos confiar a salvador sobrenatural que nos libere de esta pesadilla, tampoco a fuerza extranjera que lo logre. Por supuesto que es nuestra tarea a cumplir lo más pronto posible. Pedimos auxilio a Dios, reclamamos solidaridad de los países hermanos, pero también y fundamentalmente debemos librar a plenitud nuestra batalla. Es la hora, ni una recortadita más sin que se escuche nuestra voz. No más retroceso, vayamos adelante sin calarnos otra recortadita más.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano