La carroza fúnebre que se usó para el sepelio del expresidente Hugo Chávez Frías, fue rematada por la Dian como un producto de contrabando, en eso terminó la historia de la carroza Ford Lincoln 98, en la que se presenció la marcha al sepulcro de Chávez, el 8 de marzo de 2013.
El Ford Lincoln 98 fue seleccionado únicamente para ese acto, La funeraria San Vicente de Medellín, la cual prestó gratis el carro, informó que este fue aprehendido por la División de Gestión de Fiscalización Aduanera de la Seccional de Aduanas de Medellín, que finalmente lo remató en una subasta pública.
El gerente de la funeraria, Fernando Arango, recordó que la carroza fue trasladada a Venezuela debido a los trámites que se surtieron entre los altos niveles del Gobierno colombiano y venezolano.
Agregó que la premura del trámite, el cual duró 48 horas, conllevó a que se obviaran requisitos legales que no se consideraron que fueran problema en ese momento tan circunstancial.
Después del entierro del expresidente Chávez, la carroza fue dejada en San Antonio, estado Táchira, y de ese sitio fue trasladada a Cúcuta, allí se intentó completar el trámite de reimportación, pero no fue posible por la falta del certificado de embarque y el documento de transporte.
La reimportación del vehículo no se pudo tramitar en Cúcuta, por lo que uno de los funcionarios de la Dian de esa ciudad manifestó que se podía realizar en Medellín, cuando en realidad no se podía efectuar en esta ciudad. Entonces la carroza permaneció como si hubiera entrado a Colombia de contrabando.
Terminado el sepelio, el carro fue devuelto por la funeraria Vallés, que fue la que realizó el servicio y lo dejó en la frontera, en San Antonio.
Un vocero de la Dian en Medellín explicó que en este caso hay dos procesos: uno aduanero y otro de impuestos y que en esta circunstancia fue aduanero, porque el carro salió del país y reingresó sin llenar formalidades de exportación y re-importación y cuando hay violación se detiene la mercancía. Si no los documentos no se presentan el objeto se remata.
Así terminó el gesto para la funeraria San Vicente, en la expropiación de uno de los vehículos emblema de su colección.
DC – EN