Quizás sin reparar en ello, los reporteros gráficos escriben a diario las líneas de la que surgirá la Historia. La de un país, un gentilicio, un tiempo y un mundo. La de la humanidad. Es por ello que la revisión de la vida y el trabajo de uno de estos cronistas visuales es siempre un motivo de profuso interés para quienes intentan acercase al pasado desde una perspectiva distinta a la del texto escrito; es decir, a partir del registro fotográfico de personas, costumbres, paisajes, fenómenos sociales, políticos, económicos y culturales que terminan por configurar la identidad.
Henrique Avril nació en 1870 y murió en 1950. Su vida abarcó 80 años, 60 de los cuales este barinés de raíces francesas dedicó a la fotografía. Por el objetivo de su cámara de trípode pasaron desde la cotidianidad de un país rural que apenas podía imaginar el agridulce destino que se incubaba en su subsuelo en forma de petróleo, hasta esa Venezuela devastada por la Guerra Federal, pasando por la diversidad paisajística de una tierra de escaso interés para el colonizador español, pero siempre fascinante para aquellos que reparaban en su riqueza geográfica y en la transparente bondad de su gente.
Avril fue pionero del reporterismo gráfico en el país -los investigadores coinciden en que se trata del primero-, y como tal actuó. Retratista, paisajista, documentalista, cronista y fotógrafo antes que nada, este hombre nacido en Libertad, capital del Municipio Rojas, estado Bermúdez, hoy Barinas, es un referente indiscutible en la historia visual de la Venezuela de la primera mitad del siglo pasado.
Su aparatosa cámara no fue impedimento para que buena parte de la sociedad y de los acontecimientos públicos que marcaron su época quedaran impresionados en negativos flexibles de nitrato de plata. De hecho, también se le considera un precursor de la fotografía al aire libre.
Desdichamente, y más allá de la publicación de sus imágenes en la legendaria revista quincenal El Cojo Ilustrado, el conocimiento de la vida y obra de Henrique Avril había permanecido, hasta el presente, disperso en referencias bibliográficas a las que ahora se les ha dado un sólido corpus con el libroHenrique Avril. El relator gráfico del paisaje venezolano, escrito por el periodista, historiador e investigador de la fotografía Antonio Padrón Toro y recientemente editado por la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura.
La publicación, que surgió de una iniciativa de Ramón J. Velásquez, detalla en más de 120 páginas, sin contar aquellas en las que se reproducen 170 imágenes de las 310 que se divulgaron de Avril en El Cojo Ilustrado, recorre las diversas facetas de la vida del artista: desde la presencia de su esposa y musa, María Lourdes Ugueto; la fundación del Club Daguerre, y su fascinación por Puerto Cabello, hasta sus exploraciones del retrato, la influencia que ejercieron en él los impresionistas, la vertiente documentalista de su trabajo, el énfasis criollista de su mirada y, finalmente, su aporte al surgimiento del reporterismo gráfico en Venezuela.
Fuente: DC|EU