Cuando el capo de la droga, Pablo Escobar, fue asesinado en 1993, dejó una herencia que era parte de sus gustos por animales exóticos. Algunos de ellos fueron llevados a zoológicos, pero un par no encontró padres adoptivos.
Se trata de una pareja de hipopótamos que se quedó a vivir en la Hacienda Nápoles. Ahí aprendieron a convivir en medio de las piscinas, pista de carreras y hasta un aeropuerto que tenía el señor de las drogas. Sin embargo, también se dedicaron a reproducirse. Hoy existen 60 de ellos en Colombia. Así lo asegura el periodista Hernando Álvarez, quien narra la problemática que estos grandes mamíferos han desencadenado, puesto que salieron de la finca de Escobar hacia territorios del municipio de Puerto Triunfo.
Al parecer, su adaptación a las tierras sudamericanas fue formidable. Encontraron en el clima cálido y el fácil acceso al agua un entorno apto para vivir y reproducirse, pese a ser originarios del África Subsahariana.“La gente de la región simplemente los quiere lejos porque saben que son peligrosos. Nadie quiere meterse con un hipopótamo, pero hasta ahora hay un gran signo de interrogación acerca de qué hacer con ellos”, comentó Álvarez. El periodista afirma que nadie quiere dejarse uno de ellos por ser tan caros de alimentar, mantener y difíciles de controlar. Además, no será tarea fácil encontrar en Colombia un veterinario especialista en estos animales.
Parte de la problemática es que en Colombia, a diferencia de África, no hay depredadores que realicen un control natural del crecimiento de la población de hipopótamos.Mientras tanto, los lugareños continúan buscando una solución a su gran y pesado problema. “Algunas personas creen que la única solución es la eutanasia antes de que esto se salga de control”, apuntó Hernando Álvarez.
Fuente: DC|Actualidad360