Christine Lagarde y Mario Draghi se encontraron el lunes por la noche en Berlín con François Hollande, Angela Merkel y Jean-Claude Juncker para intentar desbloquear la crisis con Grecia, al borde de la suspensión de pagos, indicaron fuentes coincidentes.
La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el presidente del Banco Central Europeo (BCE) abordaron con el presidente francés, la canciller alemana y el presidente de la Comisión Europea «el estado de las conversaciones en curso» con Atenas, explicó la cancillería alemana, indicó AFP.
Los cinco dirigentes acordaron continuar este trabajo «con mucha intensidad» y mantenerse en contacto «durante los próximos días», entre ellos y «con el gobierno griego», añadió la cancillería al término de la reunión.
Según el diario alemán Die Welt, que cita a fuentes próximas a las negociaciones, la reunión buscaba definir «una posición conjunta» para presentar a Atenas «una última oferta».
El encuentro se desarrolló sin la participación del primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien esperaba en la capital griega una «llamada de la troika», según el rotativo conservador.
Las negociaciones sobre Grecia están encalladas. Los acreedores del país (la Unión Europea y el FMI) reclaman reformas concretas para mejorar la competitividad de la economía griega y medidas de ahorro adicionales, antes de desbloquear un último tramo de ayuda de unos 7.200 millones de euros, de los 240.000 millones acordados desde 2010.
La zona euro estableció el viernes como plazo para culminar las lentas conversaciones y así darle tiempo a las instituciones y los ministerios para que aprueben un acuerdo y asegurar el respaldo parlamentario, a fin de desbloquear ayuda financiera a Grecia antes de que expire el rescate a fines de junio.
En un artículo en el periódico francés Le Monde, en el que funcionarios europeos dijeron que el primer ministro aparentemente intentaba demostrar a los votantes griegos lo duro que estaba luchando, Tsipras acusó a los prestamistas de realizar «propuestas absurdas» y pasarse por alto la democracia griega.
«La falta de un acuerdo hasta ahora no se debe a la supuesta postura griega intransigente, inflexible e incomprensible. Se debe a la insistencia de ciertos actores institucionales en presentar propuestas absurdas y desplegar una total indiferencia a la reciente opción democrática del pueblo griego», escribió Tsipras.
Atenas debe pagar 300 millones de euros (327,93 millones de dólares) al Fondo Monetario Internacional el viernes, en medio de las crecientes dudas sobre su capacidad de cumplir con todas sus obligaciones financieras de este mes.
Funcionarios cercanos a las conversaciones entre Grecia y la Comisión Europea, el BCE y el FMI desestimaron rumores previos sobre un inminente anuncio de un acuerdo.
La tarde del lunes, la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Francois Hollande, y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker entregaron breves declaraciones antes de reunirse en Berlín para discutir sobre la economía digital. No mencionaron que Grecia estuviera en la agenda de esa reunión.
Pugnas fuertes
En una señal de la lucha interna en el Gobierno de Atenas a medida que las negociaciones se acercan a un punto crucial, la nominada para representar a Grecia en el FMI fue obligada a retirarse el lunes tras una fuerte reacción en su contra de parte del partido oficialista Syriza.
Miembros del ala dura izquierdista del Syriza objetaron la opción de Elena Panaritis, una ex abogada socialista y analista del Banco Mundial, ya que dijeron que había apoyado programas previos de rescate al país.
El articulo de Tsipras apareció en el sitio de Internet de Le Monde antes de que el líder griego sostuviera el domingo una conferencia telefónica de una hora con Merkel y Hollande, de la que un portavoz alemán dijo que se desarrolló en una atmósfera constructiva.
Al referirse a las demandas de los acreedores para mayores recortes en las pensiones y el rechazo a la restauración de la negociación salarial colectiva, Tsipras aseguró que equivalían a «la completa abolición de la democracia en Europa» y la creación de una «monstruosidad tecnocrática».
Al ser consultados sobre el fuerte contraste entre el tono desafiante del artículo y su segunda teleconferencia con líderes europeos en dos días, diplomáticos europeos afirmaron que la muestra pública de ira no debería ser tomada demasiado en serio.
«Existe una negociación en marcha que no es fácil pero que progresa», aseguró un diplomático familiarizado con el asunto. «Es muy natural que cuando se acercan los temas más políticamente sensibles que quedan por resolver, alguien trate de hablar políticamente».
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