Las elecciones de mitad de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que se harán el domingo en simultáneo con comicios regionales, están marcadas por la tensión: grupos de maestros están decididos a sabotearlas aunque tengan que quemar las urnas y el crimen organizado anda al acecho.
El ambiente, en especial en el sur del país, está lejos de ser el ideal para las mayores elecciones concurrentes que se hayan realizado en México. Durante la campaña fueron asesinados cuatro candidatos, dos precandidatos y más de una docena de operadores políticos, informó DPA.
Unos 83,5 millones de votantes están llamados a votar para elegir 500 diputados federales, nueve gobernadores, 871 alcaldes y diputados para 16 congresos locales, incluido el de la capital.
Por primera vez pueden competir candidatos independientes y uno de ellos, Jaime Heliodoro Rodríguez, «El Bronco», podría ganar en el próspero estado de Nuevo León, en el norte.
Las elecciones federales determinarán la relación de fuerzas a nivel nacional para los últimos tres años de gobierno de un debilitado Peña Nieto, que concluye su mandato el 30 de noviembre de 2018. Las regionales servirán para renovar autoridades en algunos de los estados más violentos, como Michoacán y Guerrero.
México llega a las urnas al término de una semana en la que maestros opositores a una reforma educativa quemaron en la calle papeletas electorales, tomaron por la fuerza sedes del Instituto Nacional Electoral y ocuparon una planta de distribución de gasolina como forma de presión, en especial en Oaxaca y Guerrero.
«Lo que estamos viendo en estos días es algo muy, muy preocupante», dijo el ex presidente del órgano electoral José Woldenberg. «Una minoría no puede intentar siquiera impedirle a una mayoría que se exprese en las urnas», afirmó.
La combinación de desencanto y temor puede acentuar la tradicional abstención de los comicios intermedios. También ha habido un movimiento a favor de anular el voto como protesta, aunque según los analistas esto beneficia a los partidos grandes.
Después del impulso inicial de sus reformas estructurales, Peña Nieto parece diluido, golpeado por la desaparición y presunto asesinato de 43 estudiantes hace ocho meses, acusaciones de conflictos de intereses y bajo crecimiento económico.
No obstante, las encuestas indican que el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) será el más votado en las legislativas, con alrededor de un 30 por ciento, seguido por el partido conservador Acción Nacional (PAN) que gobernó de 2000 a 2012.
En conjunto con sus aliados de los Verdes y Nueva Alianza, el PRI tiene el control de la Cámara de Diputados con 251 bancas. La clave es si logrará conservarla.
De acuerdo con las encuestas, «podría perder algo, es decir que no será tan fuerte como hace tres años. Pero eso por sí solo no significa que no logre formar una mayoría en la Cámara de Diputados con sus aliados grandes y otros más pequeños», dijo a dpa el director de la Fundación Konrad Adenauer en México, Stefan Jost.
En el Senado, que no se renueva en estos comicios, hay una mayoría opositora que dio su voto a las reformas de Peña Nieto, pero ahora necesita diferenciarse con miras a las presidenciales en tres años.
«Para nosotros es extraordinariamente importante consolidarnos como la única fuerza política nacional que puede ganarle al PRI en las elecciones de 2018», dijo el presidente del PAN, Gustavo Madero. «Hoy el reto se llama ¿quién puede encarnar el descontento ciudadano? Así se llama la película».
El PRI tiene 19 de los 31 gobernadores de todo el país y gobierna el 68 por ciento de las capitales de los estados. De los nueve estados que eligen gobernador, siete están actualmente gobernados por el PRI y dos por el PAN.
A nivel nacional y en particular en Ciudad de México, se librará, además, otra batalla: la medición de fuerzas dentro de la izquierda entre el partido Morena, del dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, y su antiguo partido, el PRD.
El crimen organizado también está presente. En Guerrero se le atribuyen asesinatos como el del aspirante del PRI a alcalde de Chilapa Ulises Fabián Quiroz o la decapitación de la precandidata del PRD a la alcaldía de Ahuocotzingo Aidé Nava. En Jalisco, en el oeste, ha cobrado un enorme poder el Cártel Jalisco Nueva Generación que fue capaz de derribar un helicóptero militar.
El presidente del INE Lorenzo Córdova está más preocupado por los maestros que por la inseguridad. «Padecemos circunstancias adversas», dijo. Y lamentó que algunos sectores haya tomado el boicot electoral como manera de hacer valer sus demandas.
Fuente: DC| EU