“Como los edificios son tan largos, no dejan que el sol se asome en las viviendas. Mi casa ahora parece una nevera; el frío no me deja salir ni mover, mis huesos me duelen demasiado, a toda hora me la paso envuelta en mi ruana”, dice Margarita Abril, de 82 años, mientras se pone unos guantes para acercarse a la ventana.
Ella compró su lote en 20.000 pesos en el barrio el Perdomo de la localidad de Ciudad Bolívar. Allí construyó su vivienda hace más de 50 años. Cuando llegó, el aire que se respiraba era diferente, solo había trigales y potreros.
Aunque algunos de los vecinos apoyan este tipo de proyectos, ya que según ellos es la única forma de que los bogotanos puedan tener vivienda propia, para otros las construcciones han eliminado por completo zonas verdes y parques donde salían a recrearse con su familia.
Otro de los problemas que se ve al recorrer las calles, y por el que se quejan los residentes, es la falta de control de las autoridades hacia los perros que habitan las calles del barrio, porque aseguran que, como en algunos apartamentos están prohibidas las mascotas, sus dueños optan por abandonarlas.
“Desde que llenaron esto de apartamentos, empezaron a abundar los perros en las calles; ahora, los andenes están llenos de excrementos y malos olores, y como siempre está soplando el viento, levanta enfermedades que afectan a los niños”, dice Sandra Estupiñán.
Asimismo, asegura que cada vez que se empiezan a construir los edificios, los arriendos y las pensiones en los colegios se incrementan.
Por su parte, para los comerciantes de las diferentes tiendas es un beneficio las nuevas urbanizaciones, ya que la mayoría de personas que compran estos apartamentos parecen de un estrato 3 o 4 y acceden a los productos sin ningún problema.
“Hace tres años empecé con un carrito de comidas rápidas en un esquina y, desde que llegaron las constructoras a contribuir con el cambio, ahora tengo dos locales porque se hicieron famosas mis empanadas y hamburguesas. A la mayoría de compañeros les ha pasado lo mismo, ahora todo se vende”, cuenta entusiasmado Jaime Marín.
La situación que vive el Perdomo se replica en otros barrios aledaños. Según datos de Catastro Distrital, las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y Bosa son las que evidencian los cambios en los terrenos en toda la ciudad para este 2015.
Cerca de 18.039 predios cambiaron ya sea en su área total, su proporción de espacio construido o en el uso que se les da a las viviendas y lotes.
Defensa del Distrito
La secretaría de Planeación Distrital (SDP) ha defendido el decreto 562 desde marzo, cuando se conoció públicamente que había sido expedido en diciembre del 2014.
Según la subsecretaria de Planeación Territorial de la SDP, Liliana Ospina, la norma busca redensificar (que se construya hacia arriba) las áreas deterioradas y donde viven pocos habitantes por hectárea, para aprovechar el espacio en una ciudad donde no hay suelo urbano suficiente para hacer vivienda.
Ella explica que escogieron el centro ampliado y otras zonas porque cuentan con infraestructura en servicios públicos y vial para soportar una mayor población.
Agregó que es una tendencia mundial el que zonas de la ciudad con muchos espacios y pocos habitantes aumenten su capacidad para recibir vivienda, para mejorar las condiciones de hábitat de comunidades en el centro, las que tendrían, en caso contrario, que vivir en las periferias para hallar inmuebles a precios asequibles.
DC – ET