Después de haber estado coqueteando con el desastre fiscal, la Legislatura de la Florida aprobó por fin un presupuesto estatal el viernes, con una demora de dos meses y muchos millones de dólares menos de los que el gobernador Rick Scott les había prometido a los votantes.
El plan de gastos de $78,700 millones contará con menos fondos para las escuelas por estudiante y tendrá más recortes fiscales de lo que Scott había buscado en un año en que el estado disponía de un superávit de $1,400 millones. Sin embargo, los legisladores destinaron $400 millones para hospitales con el objetivo de compensar la pérdida de dinero federal por los costos que representa la atención a pacientes pobres y sin seguro.
El Senado aprobó el presupuesto con una votación de 37-0 a las 5:39 p.m., y la Cámara lo siguió con una votación de 96-17 a las 6:24 p.m.
La sesión especial de tres semanas terminó en un Capitolio extrañamente tranquilo, siete semanas después de que una sesión regular colapsara en medio del caos por una enconada pelea republicana por el cuidado de la salud. Ello hizo que Scott hiciera serias advertencias sobre un posible cierre del gobierno, algo que los legisladores evitaron al aprobar un presupuesto a poco menos de dos semanas antes de que terminara el año the fiscal.
El presupuesto contempla financiar una importante y nueva Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de la Florida (USF) en el recinto ubicado en el downtown de Tampa, continuará con la congelación de la matrícula universitaria y separará $3,000 millones en reservas para preservar la clasificación de bonos AAA del estado.
Los empleados estatales, de los cuales algunos califican para recibir cupones de alimentos, una vez más dejarán de recibir un aumento de salario. La Florida no ampliará el cuidado de salud a las personas que no tienen seguro. Unos 1,000 empleos más se eliminarían, muchos de ellos como plazas vacantes.
Los adultos y niños con incapacidad física se encuentran entre los grandes ganadores del presupuesto. Florida empleará $230 millones el año entrante en viviendas, becas, matrículas y otros servicios, una prioridad del presidente del Senado Andy Gardiner, republicano de Orlando.
Sin embargo, el presupuesto se ha convertido en una amarga decepción para los defensores de la Enmienda 1, la iniciativa para la conservación de la tierra y el agua que respaldó el 75% de los votantes en noviembre del año pasado.
La Enmienda 1 exige destinar $743 millones para el medio ambiente el año próximo, pero los legisladores separaron $55 millones para comprar tierras, $50 millones para la restauración de manantiales y $224 millones más para salarios y operaciones de diversas agencias estatales.
Los ambientalistas querían que el estado comprara las tierras propiedad de la compañía U.S. Sugar al sur del Lago Okeechobee para almacenar y refrescar el agua que corre a los Everglades, y probablemente demanden a la Legislatura la semana entrante.
“Le volvieron la espalda al público a la vez que apoyan a la industria azucarera”, dijo Mary Barley, presidenta del Fideicomiso Everglades. “Debemos hacer que nuestros funcionarios acepten la responsabilidad”.
Por el momento, le toca a Scott hacer que la Legislatura asuma su responsabilidad.
Scott deberá firmar el presupuesto antes del 30 de junio y decidir si aprueba o veta cientos de millones de dólares en gastos aprobados por Gardiner y por el presidente de la Cámara Steve Crisafulli, republicano por Merritt Island.
Los dos líderes estuvieron de acuerdo en proyectos por $300 millones a última hora casi sin llegar a una discusión publica.
“Tengo un problema que tiene que ver con la transparencia”, dijo la representante Evan Jenne, demócrata por Dania Beach.
Después del apuro de última hora para la votación, hasta el legislador en el centro de todo, Tom Lee, republicano por Brandon y presidente del Comité de Apropiaciones del Senado, calificó el resultado como “muy lejos de ser perfecto”.
Las tensiones entre las Cámaras se hicieron otra vez latentes el viernes.
El senador Jack Latvala, republicano por Clearwater, criticó a los líderes de la Cámara por mantener un “doble estándar” y oponerse a los incentivos para producciones de cine y estadios deportivos al tiempo que afirmó que disponer de dinero para proyectos “propiedad de millonarios que tienen amplios ingresos y grandes matrículas es un grave error”.
Latvala hacía referencia a una prioridad de Crisafulli: $2 millones para la Academia IMG, una escuela privada de élite en Bradenton que entrena a aspirantes a atletas profesionales y cuya matrícula anual puede alcanzar los $80,000.
Los senadores también expresaron su frustración con el Departamento de Oportunidad Económica de Scott, que ha actuado con lentitud para aprobar dinero para proyectos locales de desarrollo económico que la Legislatura aprobó en el 2014.
Scott no hizo el menor caso de las críticas. Tras mantenerse alejado del Capitolio durante la mayor parte de ambas sesiones, no estaba presente cuando la última sesión estaba a punto de terminar.
Los republicanos se felicitaron a sí mismos por haber hecho un buen trabajo.
“Voté por este presupuesto porque le da prioridad a nuestros estudiantes”, dijo el representante Manny Díaz, republicano por Hialeah.
Un total de 16 demócratas y un republicano de la Cámara, el representante John Tobia, de Melbourne Beach, votaron en contra del presupuesto. Los demócratas mencionaron la negativa de los republicanos de la Cámara para respaldar la expansión del cuidado de salud, la negativa a un aumento salarial para los empleados estatales, que no se nombraron nuevos jueces y algunas prioridades inapropiadas.