Una mujer fingió ser negra durante años

Definitivamente fue una mentira «blanca» (con albur). Rachel Dolezal, una mujer blanca de 37 años, fingió ser de raza negra por más de una década y logró ser directiva del mayor lobby afroamericano en Estados Unidos.

Es profesora de una universidad de Washington y ha sido miembro destacado de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), el colectivo más importante en defensa de los derechos de negros en EE.UU.

Sus padres decidieron destapar la mentira difundiendo fotos en su infancia y aclarando que es 100 % caucásica. Ella, sin embargo, alegó en distintos documentos que era afroamericana y dijo que tenía antecedentes de raza negra y de indígenas norteamericanos. Incluso llegó a asegurar que era negra en la solicitud oficial para un cargo público como mediadora con la policía local.

Pero el caso no terminó ahí. En Facebook presentó a su padre «negro»: un hombre que no era ni su verdadero progenitor y hasta dijo que nació en un ‘tipi’ y que recibía latigazos cuando era niña, algo también falso, según sus padres.

Además, Dolezal recibió una beca en la Universidad Howard, un centro de estudios superiores históricamente de negros estadounidenses.

Sus padres, Lawrence y Ruthanne Dolezal, le dijeron a CNN que su hija empezó a fingir ser negra después de registrarse y que nunca estuvieron de acuerdo.

dolezal padres

La NAACP dijo en un comunicado el viernes que Dolezal se enfrenta «a un problema legal con su familia, y respetamos su privacidad en este caso».

«La identidad racial de una persona no es un criterio para calificar el liderazgo de la NAACP», dijo el grupo.

«La conferencia de NAACP de Alaska-Oregon-Washington defiende el historial de activismo de la señora Dolezal».

El caso hace recordar el escándalo en España de Enric Marco, un anciano catalán que fungió durante décadas ser superviviente de los nazis y llegó a presidir la asociación española de quienes sobrevivieron a los campos de concentración, la Amical de Mauthausen, y cuya historia quedó registrada en el libro El impostor de Javier Cercas.

DC – Agencias

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