La delincuencia en la ciudad es tan rutinaria, común y descarada, que los hampones sin escrúpulos y sin pudor alguno cometen sus fechorías a plena luz y sin importar que el lugar tenga el cartel «Usted está siendo filmado por cámaras».
Para muestra un botón, este hombre entro a una estación de servicio en Cabimas y sin importar las cámaras, se acerco a las mesas de los clientes para llevarse sin forcejeo y sin resistencia los teléfonos celulares de cada uno.