“Hoy no quiero”, “me duele la cabeza”, forman parte de la lista de argumentos para postergar o evitar la actividad sexual. Cuando no se tiene pareja, el bajo deseo no se percibe. El panorama, cambia cuando se comparte con otra persona que puede hacer el reclamo o expresar malestar.
El bajo deseo sexual no sólo es detectado por la frecuencia coital, sino cuando también disminuyen o se ausentan las fantasías de forma recurrente y persistente.
Enemigos del deseo sexual:
Lo descrito anteriormente (y otras causas propias de cada individuo), pueden intensificar el bajo deseo sexual, y aun cuando exista amor, la vida cotidiana puede ser normal y hasta armoniosa, pero en la intimidad, la primera actividad que se sacrifica, es el sexo.
¿Cómo solucionarlo?
Lo primero, es reconocer que efectivamente está ocurriendo, es el paso de inicio. Luego, apoyarse de la ayuda médica o terapéutica.
Buenas noticias: ¿Cómo prevenir?
Entiendo que puede ser un tema difícil, pero hay muchos casos de éxito donde con comunicación estrecha y antes de rendirse al agotamiento, se puede prevenir que el deseo sexual se duerma.
Reservar frecuentemente espacios exclusivos para la pareja, tanto para hablar de lo cotidiano, como del amor y de la intimidad, ayudaría a fortalecer la complicidad, la cercanía, y con ellos, el deseo sexual. Es un trabajo constante.
Si se detectara en franca comunicación, que se requiere buscar ayuda profesional, se realizaría de manera temprana.
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Fuente: DC|EmeDeMujer