En franca conversación con amigos vinculados íntimamente con el sector salud del País y haciendo analogía con la situación de Venezuela, la principal conclusión a la que hemos llegado es, que la Nación es un paciente que presenta un cuadro clínico extremadamente delicado y complicado, que amerita la inmediata atención e intervención de expertos, que apliquen las medidas de emergencia a que hubiere lugar, primero para frenar las locuras por donde transita la República y en segunda instancia, para aplicar los correctivos que nos permitan reencontrarnos con la sindéresis y el sentido común, denominadores indispensables, para la reconstrucción política, económica e Institucional de esta depredada patria.
La tarea en términos médicos, está muy lejos de ser sencilla y me afirman mis interlocutores, que quirúrgicamente hablando, se trata de una cirugía mayor de alta complejidad y peligro, porque estamos en presencia de un paciente con una sintomatología y un cuadro clínico que tiene contaminado e infectado todo el cuerpo de la nación, comenzando por lo económico, con un aparato productivo destruido y unos niveles de desabastecimiento e inflación altísimos, que mantienen altas temperaturas en las gigantescas colas que se viven a diario en todos los pueblos de Venezuela, para tratar de conseguir los productos básicos de la familia, en otras palabras, no es apta para novatos, aprendices, curanderos, hechiceros o recien graduados.
Si a este complejo diagnóstico, agregamos el relativo a la inseguridad, que se lleva por los cachos mas de 5.000 venezolanos cada año, sobrepasando las 260.000 muertes violentas en 16 años de revolución y lo relacionamos con un poder judicial corrompido, partidizado y conformado por jueces provisionales y con un sistema penitenciario que confunde la autoridad del Ministerio con los pranes que gobiernan desde las cárceles, tenemos que concluir asegurando, que las condiciones del paciente son tan precarias, que es imprescindible conformar la mejor junta médica, que debería estar integrada por los mejores, en cada una de las areas del organismo, los mejores internistas, intensivistas, oncologos, gastros, infectólogos, cirujanos, anestesiólogos, traumatólogos etc etc. Haciendo la analogía, Como señalamos al principio, el aciago momento que vive el País requiere de sus mejores líderes, profesionales, académicos, historiadores, diplomáticos, los mas capacitados, talentosos y experimentados, porque sólo así, se podrá diseñar una estrategia correcta y aplicar un tratamiento acertado y exitoso, que comience a surtir los efectos en el corto plazo y le de solución en el transcurrir del tiempo, a los males que nos agobian y a la grave crisis que nos azota por los cuatro puntos cardinales.
«Defender el derecho a la vida de asesinos, es avalar la pena de muerte de inocentes»
DC / Lic. Pedro Segundo Blanco / Ex Parlamentario del estado Sucre / Petersecond1@hotmail.com / @pedrosegundoABP